‘Cazan’ por error a los estudiantes
 
Hace (71) meses
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Sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación tenían la misión de vigilar la casa donde los estudiantes de cine filmaron su cortometraje en Tonalá. Y secuestrar, en caso de que se apareciera, a un hombre bajo de estatura, güero y medio calvo. No había mayores referencias sobre Diego Gabriel Mejía “El Diego”, un presunto rival de la banda.

La noche del 19 de marzo, cuando interceptaron en la carretera a los alumnos de la Universidad de Medios Audiovisuales de Guadalajara, los sicarios fueron primero sobre Javier Salomón Aceves Gastélum, quien no era bajo de estatura pero tenía un tono de piel similar, según la investigación de la Fiscalía de Jalisco.
Gerardo González González o Eduardo Geovani Gómez Reynoso “El Cochi”, sicario detenido por el plagio y asesinato de los tres jóvenes, declaró a a las autoridades ministeriales que creían que Javier Salomón era el sujeto al que estaban “cazando”.

“Entre ‘El Fierros’ y ‘El Pimpollo’ agarraron a un muchacho alto, gordo, barbón, pelirrojo, cara redonda, expansores en las orejas, traía un gorrito tipo vini en la cabeza”, relató.

Después de interrogar y torturar al muchacho de 25 años, en la casa de Calle Lechuza 89, también en Tonalá, se dieron cuenta que estaban en un error, que no era “El Diego”, el líder del denominado “Cártel Nueva Plaza”, una escisión del CJNG, quien está preso desde hace tres años.

“Empezamos a platicar con Javier sobre si él era Diego y qué hacía, quién era. Nos dijo que era estudiante de cine y que estaba haciendo un documental; y le empezamos a preguntar que si él conocía a Diego, nos dijo Javier que Armando era su tío, que no conocía al tal Diego, que su tío era Armando; le pregunté que de quién era la granja y me dijo que era de su tía Edna”, según declaró “El Cochi”.

Cuando el estudiante mencionó a su tía Edna Judith Aceves Félix, dueña de la casa donde filmaron el cortometraje, intervino Juan Carlos Barragán González “El Canzón”, el narcotraficante del CJNG que también participó en el interrogatorio y las torturas.

“El Canzón” sabía quién era la tía de Javier Salomón, la identificó como socia de Joana Elizabeth Águila Alcalá -esposa de “El Diego”- en el negocio de las estéticas que hoy son investigadas por prostitución y trata”, contó.

“(“El Canzón”) conocía a la señora Edna, que tenía estéticas masculinas con una tal Elizabeth, y (dijo) que le había prestado dinero a su primera pareja para que se operara”, añadió.

‘Se nos fue el muchacho’De acuerdo con el relato de “El Cochi”, Javier Salomón fue torturado a tablazos por José Eduardo Castellanos Barajas “El Grillo” y “El Canzón”.

En la casa de la calle Lechuza, manifestó, también estaban Jhonatan Alejandro Anaya Delgadillo “El Kalimba”, Jhonatan Josué Hernández Moreno “El Choco”, además de los sujetos identificados como “El Fierros” y “El Pimpollo”.

“‘El Grillo’ y ‘Canzón’ se encontraban pegándole a Javier en la espalda y en las nalgas con una tabla, yo me salí de la casa y me fui a comer a mi casa. Cuando me salí en el domicilio de ‘Canzón’, únicamente se encontraban Kali, Choco, Fierro, Grillo, Pimpollo”, manifestó a la Fiscalía.

“Alrededor de las 00:30 minutos me marcó ‘Canzón’, me dijo: ‘se nos fue el muchacho Javier’, y me dijo que lo iban a pasar para hacerlo agua”.

Las referencias que tiene la Fiscalía sobre la muerte de los tres estudiantes hacen suponer que les colocaron una soga al cuello para girarla con un tubo hasta asfixiarlos, como lo habían hecho antes con otras víctimas. A esta técnica le llamaban “torniquete”.

Y esta sospecha se basa en el testimonio del joven rapero Christian Omar Palma Gutiérrez “QBA” o “Cuba”, a quien llamaron a las 3:00 de la mañana del 20 de marzo, para que acudiera a la casa de “El Choco”, en Amapola 450, Prados de Coyula, Tonalá, para disolver los cuerpos en ácido.

De la disolución de los cadáveres se encargaron el rapero, “El Cochi”, “El Canzón”, “El Choco” y un sujeto del que sólo se conocen sus alias: “El Tuntún” o “El Chaparro”.

Los cadáveres de Jesús Daniel Díaz García y Marco Francisco García Ávalos fueron introducidos en un solo tinaco y el de Javier Salomón en otro. Al primer tambo le vaciaron cinco botes de ácido y al segundo sólo tres.

Una vez que los tinacos ya estaban sellados, “El Choco” empezó a rociar cloro en el piso y se puso a trapear. “El Choco” se fue a dormir y los demás salieron de su casa.

Dos días más tarde, “El Tuntún” llamó por teléfono al rapero y a “El Cochi” para pedirles que no se pararan por Tonalá.

“Como a los dos días ‘El Chaparro’ me marcó a mi teléfono celular y me dijo que no le marcara a ‘El Cochi’, que no me arrimara a Tonalá, que luego me contactaban para pagarme, según eso porque la habían cagado. Me dijo que cambiara de número de teléfono y que estuviera atento”, dijo Palma Gutiérrez.

 

Staff
Agencia Reforma

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