La intención del nuevo Gobierno de limitar la producción de crudo para enfocarse en refinación, afectaría las exportaciones petroleras y pone en riesgo la calificación soberana del País, advirtió Moody’s.

Expuso que para limitar la producción de crudo mexicano a niveles necesarios, sólo para refinación, tendría como consecuencia la eliminación de las exportaciones de esta materia prima.

Esto, a su vez, afectaría directamente los ingresos que el Gobierno recibe por petróleo, que de no contar con medidas que compensen la disminución de los mismos pondría en riesgo la calificación crediticia del País, señaló Jaime Reusche, analista de Deuda Soberana de México en Moody’s.

“Si se da esa medida y no se toman las medidas para compensar, entonces si vemos un panorama bastante complicado para las cuentas fiscales y presión sobre la calificación del soberano”, afirmó en conferencia de prensa.

Pese a que las finanzas públicas han mostrado un desempeño favorable en los últimos años, y esto deja un espacio para que el impacto de menores ingresos petroleros pueda absorberse, en el mediano plazo si se traduciría en presiones adicionales si no se establecen medidas para remplazar la baja en ingresos, explicó.

“Los ingresos petroleros para el Gobierno federal representan aproximadamente poco más de 2 por ciento del PIB y esto sería un recurso que se estaría desapareciendo, no del todo, pero gran parte de esto, dejando las cuentas fiscales más vulnerables”, dijo.

Agregó que el posible cambio en el modelo de negocio de Pemex acumula incertidumbre sobre el desarrollo de muchos proyectos de inversión, los cuales traen repercusiones a la economía mexicana, aunque, en el caso de Pemex, una reducción de las exportaciones sí afecta directamente las cuentas fiscales.

Entre las acciones que se podrían implementar para compensar menores ingresos, Reusche mencionó recortes del gasto o incrementos en impuestos, las cuales no tienen espacio en la agenda del nuevo Gobierno.

Por su parte, Nymia Almeida, analista líder de Pemex en Moody’s, explicó que cambiar el negocio de Pemex y enfocarlo a la refinación, implica mayores riesgos.

“Dedicarnos a un negocio de refinación es un negocio más arriesgado aún, dentro de todos los riesgos que hay en la industria petrolera, que la exploración de petróleo”, dijo Almeida.

Aseguró, además, que la industria en la que opera la empresa es muy volátil, al mismo tiempo que Pemex enfrenta una situación financiera débil, por lo que una decisión prudente sería disminuir los riesgos.

De materializarse los planes del Gobierno entrante, según los tiempos que se han establecido, en tres años podrían comenzar a disminuir las exportaciones.

Belén Rodríguez
Agencia Reforma