A pesar de que la ley, establece la edad mínima para casarse a los 18 y permite anular los matrimonios infantiles, el informe “Cerrando la brecha: mejorando las leyes de protección a la mujer contra la violencia” critica que haya fisuras en la legislación que permiten esta práctica.
“Un dispositivo todavía común en todo el mundo es el permiso de matrimonio infantil, y en general sin límite de edad, si la joven está embarazada. Ese es el caso de Brasil”, dijo Paula Tavares, autora del estudio del Banco Mundial.
Asimismo, la legislación permite que las jóvenes se casen si hay autorización de los padres, y a diferencia de la mayoría de América Latina no hay penas judiciales para los progenitores que lo permiten.
“En América Latina 24 países prevén pena para quien autorice el matrimonio precoz, pero Brasil no está entre ellos”, agregó la autora.
El estudio alerta de que matrimonio infantil es usado a veces por familias pobres para reducir el número de miembros dependientes de la renta familiar para subsistir.
Su práctica provoca, según la autora, abandono escolar por parte de las mujeres y provoca que las jóvenes tengan una renta menor durante su vida de adultas, así como una mayor dependencia del hombre, lo que las hace vulnerables a violencia de género o abusos sexuales.
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