Lorena era una empleada de mostrador, hasta que fue despedida a consecuencia de la larga convalecencia que tuvo a raíz del alumbramiento de su hijo, Luis, en el Hospital Obstétrico, del cual ya no quiere ni acordarse.

Aun cuando hay casos en los cuales se presentan problemas de atención ginecológica, apenas cinco afectadas han interpuesto una queja ante la Secretaría de Salud en el último año y medio.

De acuerdo con el testimonio de Lorena, fueron difíciles los días que cruzó al ser atendida, debido, principalmente, al cúmulo de pacientes.

Ella llegó con su marido sólo a revisión y fue requerida para que se quedara en observación y, para ello, la sentaron en una silla en uno de los pasillos por cuatro horas, lo cual provocó que comenzara a sentir fuertes dolores en el vientre bajo, como ella lo llama.

Una vez que fue sometida a trabajo de parto, todo salió bien y al día siguiente fue dada de alta. Los problemas de salud se presentaron después, al tener dolores agudos en el vientre.

Al regresar a consulta, recibió pastillas para el dolor y se le mandó descanso por 48 horas seguidas. Lorena, como pidió llamarla, sufrió de convulsiones y dolores desgarradores.

La intervención de un médico particular, que le cobró 2 mil 100 pesos con todo y medicina, le diagnosticó una grave infección por residuos de placenta. Posterior a ello, fue intervenida de nueva cuenta con una ginecóloga que cobró cerca de diez mil pesos, dice la mujer que tuvo que empeñar hasta su máquina de coser.

¿Hizo alguna denuncia por el daño? Se le preguntó. Ella negó con la cabeza y relató que buscó respuesta entre el personal del Hospital Obstétrico, sin embargo, los dolores que tenía eran muy fuertes y no podía esperar en la banqueta tal como se lo demandaron.

En una respuesta que da mediante la Ley de Transparencia, la Secretaría de Salud hace ver que existen cinco denuncias de 2014 y hasta mediados de 2015.