Laura Villicaña Mercado era el sostén de su familia hasta hace un año, cuando cambió el gobierno municipal en Epazoyucan; desde entonces, la Dirección de Reglamentos y Espectáculos ha puesto trabas para expedir una licencia de funcionamiento que le permita vender legalmente cerveza, chicharrones preparados, papas fritas, nachos y manzanas con chamoy.

Después de que el panista Raúl Padilla Islas asumió el cargo de alcalde, empezaron las visitas de inspectores, pero la síndico procurador Luz Arely Samperio Islas otorgó un permiso provisional y una cuota mensual, dijo.

No obstante, a partir de una denuncia interpuesta por Jorge Escorcia, coordinador de Cultura en el ayuntamiento de Mineral de la Reforma, comenzó la negativa para permitirle trabajar.

La quejosa aseguró que Escorcia, propietario de un inmueble contiguo al suyo (ambos en avenida Hidalgo), interpuso el recurso porque también intentó comercializar cerveza y antojitos, pero fracasó.

El gobierno de Epazoyucan condicionó la autorización a cambio de la entrega de firmas de vecinos; entre ellos, el funcionario de Pachuquilla, una persona cuyo inmueble no colinda con el suyo, un fallecido y el dueño de una propiedad a más de un kilómetro de distancia, aseguró.

Después de tres meses sin trabajar, señaló, el fin de semana pasado abrió nuevamente el local, donde se presentó en supuesto estado de ebriedad el juez municipal Asael González Corona, y una decena de policías.
Criterio solicitó la versión de la Dirección de Reglamentos, pero no obtuvo respuesta.

PROTESTA

La comerciante se manifestó durante el informe del alcalde, el lunes pasado. El esposo de la quejosa sufre una cardiopatía y está impedido para laborar