Lucero es una chica de apenas 21 años que fue contagiada de Sida por su pareja sentimental recién regresó de Estados Unidos. Él falleció y ella continúa dentro de un grupo de ayuda que la mantiene bajo vigilancia en la Ciudad de México, donde guarda la esperanza de ser mamá.

Oriunda de una comunidad de Zacualtipán, vio cuando Octavio salió del pueblo, acompañado de dos más, en busca “del sueño americano”. Cuatro años después regresó con 9 mil dólares para la casa, un anillo de bodas y el virus en la sangre.
El joven de 24 años pasó al universo de 2 mil 247 contagios notificados en Hidalgo desde la aparición del virus, en 1983.
El uso de jeringas no esterilizadas y otras prácticas provocaron que Octavio dejara viuda a Lucero, quien, infectada al igual que 178 mil 591 mexicanos reportados, pretende, con una cadena de ayuda humanitaria auspiciada por la Unesco, salvar su vida y algún día ser madre.
En Hidalgo, los casos disminuyeron a la mitad en 2015, cuando la Secretaría de Salud estatal (SSH) reportó 62 contagios, si se observan las cifras alcanzadas en 2007, año con 134 reportes de VIH-Sida en la entidad.
Conforme a cifras y estudios de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud (Ssa) federal, un factor para que los contagios se disparen es la población migrante que se mueve primordialmente hacia los Estados Unidos. Tal fue el caso de Octavio.
Son los hombres los principales trasmisores, pues de cada cuatro casos, tres afectan a personas masculinas y uno a mujeres, según estadísticas.
Lucero realiza colecta en restaurantes y cafés de la Condesa, en la Ciudad de México, para aliviar no sólo su mal, sino el de muchos identificados como seropositivo.