Mantienen viva la tradición de vestir a los Niños Dios
 
Hace (97) meses
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inmóvil, ahumado, pero con la mirada fija, de esperanza, reposa el Niño Dios sobre los retablos de madera que improvisan una mesa, en un taller. Ahí, en ese lugar itinerante, fue a dar luego de que se quemó la casa de su propietaria. 

El hecho fue lamentable. Un accidente provocado por una veladora que primero alcanzó el altar donde estaba la figurilla de 20 centímetros, dice Faustino García Herrera, mientras lo toma de la mesa para enseñarlo.

A pesar de que sale más barato comprar un Niño Dios nuevo, la gente que aún conserva la tradición de arreglar, vestir y presentarlo en la iglesia cada 2 de febrero, Día de la Candelaria, invierte una buena cantidad para ponerlos majos, pues le tienen fe.

Desde hace 39 años, Faustino, un reparador de figuras de arcilla del barrio El Arbolito, en Pachuca, aprendió esta faena. Incluso, desde que era niño le gustaba troquelar las plastilinas en forma de Niños Dios para después teñirlas con pintura Vinci.

Al igual que otros comerciantes, desde el pasado 16 de enero, colocó su puesto ambulante en la plaza Constitución, a unos 50 metros de la Iglesia de la Asunción, en el centro de Pachuca para aprovechar que ya se viene el Día de la Candelaria.

“A diferencia de otros años, el trabajo de restauración ha bajado hasta 30 por ciento. Considero que se debe a que la mayoría de la gente ya cambió de religión, más que nada es eso”, comenta al reportero que lo interrumpió mientras elaboraba una mezcla grisácea con una pasta parecida al yeso, en un cucharón. 

El trabajo de restauración es más laborioso que difícil, dice, pues se debe tener paciencia al momento de la reparación, ya que restaurar una extremidad puede tardar hasta una hora o más.

Sin pena, Faustino señala que en esta temporada le han llevado entre 500 y 600 Niños Dios a reparar. Algunos van apostillados, principalmente de los dedos de la mano y los pies, mientras que otros los llevan sin brazos o hasta sin cabeza.

Los precios de reparación o por teñir un Niño Dios son varios, van desde los 30 hasta los 400 pesos, según el daño. Ayer fue el último día para trabajar en las restauraciones.

“La mayoría de las personas que viene no se quiere deshacer, por eso vienen a que los arreglemos. Los conservan más que nada por el cariño y los milagros que les hacen. He escuchado que les han hecho varios milagros principalmente en la sanación de las enfermedades”, expresó Faustino.

Mientras da órdenes a sus empleados que trabajan sobre la mesa de madera, donde hay más de una docena de figuras del Niño Jesús, el restaurador comenta que le ha tocado arreglar figuras de tres centímetros y, el más grande, de 50 centímetros.

En ese momento llega una señora apurada, pidiendo su Niño Dios al que se le rompió el brazo. A pesar de que es temprano, ella se quiere apresurar para llevarlo a la misa de las 13:00 horas, en la Iglesia de la Asunción, pues aún falta que lo arreglen, lo vistan y se lo coloquen en una canasta de paja, además de comprar las flores y las palmas que lo adornarán para que así el padrecito le pueda dar la bendición, después de la misa.

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