(Con información de Nohemí García, María Antonieta Islas y Yuvenil Torres)
Eran casi las doce del día cuando una falsa alarma de sismo, que se originó en palacio de gobierno, se propagó como pólvora en dependencias del Ejecutivo, hospitales y la presidencia municipal de Pachuca, así como en el ayuntamiento de Tulancingo.
Aunque todavía hay quienes aseguran que la tierra se cimbró como el 19 de septiembre pasado, el Servicio Sismológico Nacional (SSN) no registró movimientos telúricos de intensidad cercanos a las 11:40 de la mañana.
Psicosis colectiva es un término que se ha vuelto común para nombrar la respuesta exacerbada de la sociedad después de un fenómeno traumático… Era casi mediodía del jueves cuando una trabajadora de gobierno sintió un mareo y fue activada la alarma sísmica. Del palacio de gobierno, uno de los más antiguos y altos en la zona, bajaron con velocidad mil 300 personas que se apostaron en plaza Juárez. Hubo quienes recibieron atención médica por presentar crisis nerviosa, había desorientación, un poco de miedo y preocupación.
Más tarde, Miguel García Conde, subsecretario de Protección Civil de Hidalgo, confirmó que los registros del Sistema Sismológico, “el estrés y la percepción de la población provoca que sientan de manera irreal movimientos telúricos inexistentes”.
Pero el rumor ya se había propagado, otros inmuebles gubernamentales empezaron a ser desalojados. En el instante que se activó la alarma sísmica en gobierno, un alto funcionario sostenía una conversación telefónica con el alcalde de Tulancingo, Fernando Pérez Rodríguez, quien después de colgar también ordenó desalojar el ayuntamiento, según narró Conde a los reporteros durante la concentración en plaza Juárez.
¿Es un simulacro? ¡Otra vez tiembla! Fueron las preguntas y exclamaciones trabajadores que atendieron la instrucción de desalojar la alcaldía de Tulancingo. En orden, sin gritar ni correr, algunos caminaron hacia las escaleras eléctricas, pero se encontraron con cintas restrictivas que impedían el paso, por lo que tuvieron que descender por los angostos escalones convencionales.
En su andar algunos de los 700 trabajadores dirigían la vista al techo o muros del inmueble, en busca de algún objeto que se balanceara para confirmar que se trataba de otro segundo movimiento telúrico. Ocho minutos después, el edificio de tres niveles quedó desierto.
Igual que en la plaza Juárez, pese a que las autoridades desmintieron el sismo, hubo quienes aseguran que el piso sí se movió. Algunos incluso sintieron mareo y náuseas.
Pasadas las 12:30 del día, el rumor llegó a la Casa Rule, donde despachan la alcaldesa Yolanda Tellería, integrantes del Cabildo y al menos tres secretarías municipales. En cuestión de minutos, la calle Pedro María Anaya estaba igual de llena que la plaza Juárez, con trabajadores igualmente confundidos.
Incluso, el gobierno municipal emitió una tarjeta para “informar” de fisuras en la Sala de Cabildo “luego del reporte de un sismo”, que, sin lugar a dudas, nunca existió. También dispuso suspender labores y cerrar ventanillas de atención al público.
El jueves, dos veces fue evacuado el hospital Columba Rivera de Osorio, propiedad del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). A las 10:55 y a las 13:03 horas del día sonó la alarma sísmica; enfermos y pacientes se apostaron en el patio principal del inmueble siguiendo los protocolos de seguridad. Tras una inspección, retomaron las actividades habituales.
Pero pasadas las 14:00 horas, la ciudad y sus habitantes fueron adquiriendo otro ritmo, más lento, como de domingo. Cerca de la zona de hospitales, un ir y venir esporádico de vehículos sobre el bulevar Felipe Ángeles, pocos transeúntes en la calle.
Pasando prepa Uno, el ritmo lento se volvió vertiginoso. Jóvenes con pancartas para colectar víveres, los cafés abiertos, gente caminando por avenida Revolución. La plaza Juárez ya sin trabajadores de gobierno confundidos.
Plaza Independencia, llena de gente, cinco puntos para acopio, la promesa de un espectáculo de lucha para recolección de fondos. Música, cumbias, jóvenes bailando, riendo, tomando fotos. Por momentos, la verbena hizo olvidar las tragedias que dos sismos han reproducido en la Ciudad de México, Morelos, Puebla, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Tlaxcala… Los jóvenes tomaron el sitio público a pesar de la zozobra y el miedo, que se viraliza por WhatsApp en forma de una alerta falsa:
“Tome sus precauciones, Hidalgo está en una alerta máxima no se sabe con exactitud la potencia del proximo sismo ke sacudira a Zacualtipan y las afectaciones ke esta tarea ya ke los sismos no se pueden pronosticar con exactitud…las proximas 72 horas seran criticas ya que estamos en alerta maxima (sic)…”
“… se tiene estimado ke temblara todo Hidalgo afectando a varios estados de la República Mexicana se a estudiado el mecanismo del proximo sismo y se tiene como el padre de los terremotos estará arriba de los 10.6 grados en la escala de Richter(sic)…”.
El jueves por la noche se reunirían en la sala de ex Gobernadores, Miguel García Conde y quienes integran el Comité Estatal de Protección Civil para obtener el reporte detallado de la evacuación masiva. Un mareo fue la causa.
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