Un museo polaco ha revivido la búsqueda de La mesa herida, cuadro de la pintora mexicana Frida Kahlo considerado una obra maestra del surrealismo, que desapareció en Varsovia en 1955, informó El País.

Mediante una fotografía en blanco y negro de la pintura, junto a un letrero que reza “¿Alguien puede decirnos qué pasó con esta pintura perdida o dónde podemos encontrarla?”, el Centro Cultural Zamek (Poznan, Polonia) pide pistas a quienes visitan la muestra Frida Kahlo y Diego Rivera: Contexto polaco.

“Debe estar en alguna parte, una pintura tan grande no pudo haber desaparecido tan fácilmente, al menos que haya terminado quemada en un horno en la década de los 50”.

“Es una de las razones por las que hicimos esta exhibición, alguien en Polonia podría recordar haber visto esta obra alguna vez, en algún lugar”, explicó la curadora de la expo, Helga Prignitz-Poda.

La obra, de 1.2 metros de alto por 2.4 de largo, se exhibió por última vez en una exposición de arte mexicano en Polonia. De acuerdo con el diario español, la artista mexicana había decidido donar a la Unión Soviética el cuadro, que antes realizaría una gira por varias ciudades socialistas. Al llegar a Varsovia, la última parada previa a Moscú, la pintura desapareció.

Una réplica en el museo de arte Gehrke-Remund de la ciudad de Baden-Baden, en Alemania, y un par de fotografías tomadas entre 1940 y 1944 han permitido conocer cómo lucía originalmente la obra.

Se trata de un autorretrato donde la artista aparece al centro de una mesa salpicada de sangre, tras el telón de un escenario, junto a dos niños, un ciervo, un esqueleto de papel maché y un personaje prehispánico.

La inusual pieza de Kahlo, quien solía trabajar lienzos más pequeños, fue expuesta por primera vez en enero de 1940 en la Muestra Internacional de Surrealismo de la Ciudad de México.

De acuerdo con Prignitz-Poda, que calcula el valor de La mesa herida arriba de los 20 millones de dólares (más de 380 millones de pesos), más de 150 cuadros de Kahlo han terminado quemados, desaparecidos o pertenecen a coleccionistas privados. “Había documentos oficiales que decían que la pintura no debía exhibirse, que era tan terrible que no valía ni siquiera el dinero para transportarla, probablemente nunca quisieron recuperarla”, contó la organizadora.