México tiene una de las tasas más bajas en el mundo en cuanto a movilidad social debido a la desigualdad que persiste en el país, advierte un estudio de El Colegio de México.

De acuerdo con el informe Desigualdades en México 2018, presentado ayer, sólo 2.1 por ciento de los hijos nacidos en los hogares más pobres, ubicados en el quintil I, puede escalar socialmente en la edad adulta al quintil V, que es el de mayor acceso a bienes y servicios. En cambio, 50 por ciento se mantendrá en ese nivel cuando sean adultos.

En contraste, refiere el informe, 52.9 por ciento de las personas nacidas en el quintil V tienen una alta probabilidad de mantener la misma posición al llegar a la edad adulta.

En países como Canadá, Francia y Estados Unidos, la proporción de personas que nacen en hogares del grupo de ingresos más bajo y que han podido escalar socialmente al grupo con ingresos más alto es de 13.5, 11.2 y 7.5 por ciento, respectivamente.

“Uno de los principales objetivos de desarrollo en las democracias modernas es una movilidad social alta que permita a las personas que nacieron con recursos económicos escasos o nulos mejorar sus condiciones de vida. Dado que México es un país con una desigualdad económica alta en comparación con otros, con un coeficiente de Gini de 0.48, enfrentamos el grave riesgo de una baja movilidad social en el futuro”, indica el informe realizado en colaboración con la Fundación BBVA Bancomer.

Una baja movilidad de estatus socioeconómico, expone el documento, implica que persista la desigualdad en el acceso a recursos y oportunidades y que se transmita de generación en generación.

“Esta movilidad, sumamente baja, implica que el país no tiene un sistema efectivo para igualar las oportunidades de acceso de los ciudadanos a bienes y servicios cruciales”, puntualizan los especialistas.

“El panorama de la movilidad se complica porque los ingresos laborales de los trabajadores se han estancado desde 2007 o, en el peor escenario, han disminuido de manera drástica”.

Asimismo, el estudio destaca que, además del problema de la inmovilidad del estatus socioeconómico, hay desigualdad por temas de género, pues aún en los grupos más favorecidos de la población, con los ingresos más altos, los padres transmiten su estatus socioeconómico de forma más directa a sus hijos que a sus hijas.

“La situación (de movilidad social) es más grave para las mujeres. Ellas son más propensas a descender en la escala socioeconómica si parten de una posición privilegiada y, al mismo tiempo, las que nacen en hogares con pobreza tienen mayor probabilidad de mantenerse en condiciones de marginación en su vida adulta”, sostiene.

Isabella González
Agencia Reforma