Una efigie de Jesús Malverde, considerado santo de los pobres, narcos y desprotegidos, arribó a la catedral de la muerte, en Pachuca, donde ya poseía un altar junto con el ángel negro, la Niña Blanca y la virgen de Guadalupe.
Según el líder de la Federación de Organizaciones Independientes del Estado de Hidalgo (Foideh), Óscar Pelcastre Almanza, la escultura fue elaborada por artesanos de Toluca, Estado de México, y donada al reciento capitalino, en protesta por el derribo de una capilla en la colonia La Raza por parte de la alcaldía de Pachuca, quien argumentó que no contaba con permisos correspondientes e invadía la vía pública.
En medio de fuego, rociada con cerveza y pétalos de rosas, la figura de Malverde fue colocada al centro el lugar, donde el autodenominado obispo negro hizo alusiones la administración panista de la edil Yolanda Tellería Beltrán, a cuyo gobierno acusó de irrespetar la libertad de culto.
De fondo, un mariachi cantó a una de las efigies de la Niña Blanca que se encuentran en el santuario, donde los asistentes también adoran las representaciones de la Virgen de Guadalupe, Cristo y el Diablo, según Pelcastre Almanza.
En entrevista con Criterio, el líder de la Foideh afirmó que el derribo de capillas dedicadas a la Santa Muerte se debe a promesas que la edil hizo en campaña, principalmente en barrios altos de Pachuca, que, insistió, ahora debe cumplir.
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