La Cámara de Diputados emitió Códigos de Ética y Conducta, pero para los empleados y no para los legisladores.

Pese a que desde octubre está pendiente una propuesta del PRI de crear un código de ética para diputados, los órganos de la Cámara de Diputados se dieron a la tarea de emitir reglas para el personal administrativo y parlamentario.
Además, se creó un comité interno que vigilará la ética y conducta de los trabajadores.
De acuerdo al documento publicado en la Gaceta Parlamentaria y que entró en vigor a principios de marzo, el objetivo del Código de Ética es impulsar una conducta íntegra en los servidores públicos de la Cámara de Diputados, en función de los principios y valores éticos comprendidos en la Misión y Principios Institucionales.
“El presente Código de Ética de la Cámara de Diputados es de observancia general para todos los Servidores Públicos que la integran, incluidos el personal de base, confianza, mandos y homólogos en todos sus niveles jerárquicos, además de prestadores de servicios por honorarios”, indica el documento dirigido a los empleados.
Además, se deja al personal la responsabilidad de fomentar la confianza de la ciudadanía en el órgano legislativo.
“Se debe actuar con honestidad, atendiendo siempre a la verdad. Conduciéndose de esta manera, el Servidor Público fomentará la credibilidad de la sociedad en la Cámara de Diputados y contribuirá a generar una cultura de confianza y de apego a la verdad.
“Honradez. Comportarse y expresarse con coherencia, justicia y verdad, sin utilizar el cargo público para obtener algún provecho o ventaja personal o a favor de terceros”.
En una Cámara donde todos los mandos medios y superiores están repartidos entre las tres principales bancadas y el sindicato es de afiliación priista, se incluyeron también principios de imparcialidad para el personal.
“Se debe actuar sin conceder preferencias o privilegios indebidos a organización o persona alguna. Implica el compromiso de tomar decisiones y ejercer el cargo de manera objetiva, sin prejuicios personales y sin permitir la influencia indebida de otras personas”, cita el documento.
Además, señala que el personal debe conducirse “invariablemente” con apego a las normas y disposiciones jurídicas inherentes a la función que desempeña.
“Respetar el marco de la legalidad, es una responsabilidad que más que nadie debe asumir y cumplir el Servidor Público. Para ello, es su obligación conocer, cumplir y hacer cumplir las disposiciones jurídicas que rigen el ejercicio de las atribuciones y las funciones conferidas”, se agrega.
Además, se precisan responsabilidades de rendición de cuentas y transparencia que los propios diputados aún no aplican sobre el presupuesto que ejercen en la Cámara.
Es obligación de los empleados de San Lázaro realizar sus funciones con eficiencia y calidad, mostrar disposición para desarrollar procesos de mejora continua y de modernización, haciendo un uso responsable y claro de los recursos públicos y eliminando cualquier discrecionalidad en su aplicación, según el texto.
“Trasparencia. Permitir y garantizar el acceso a la información, sin más límite que el que imponga el interés público y los derechos de privacidad de los particulares, establecidos por la Ley”, establece el Código de Ética.
En el Código de Conducta se da una redacción en primera persona, a fin de generar el compromiso de cada empleado a seguirlo.
“Me abstendré de solicitar, aceptar u ofrecer dinero, dádivas, beneficios, regalos, favores, promesas u otras ventajas directas o indirectas para mí o para terceros a cambio de agilizar o, en su caso, autorizar algún trámite o gestión”, establece el escrito.