Urgen a sacar a los hijos de las reclusas
 
Hace (99) meses
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Los niños que viven en reclusorios junto con sus madres deben dejar la prisión a los 3 años y no a los 6 años como sucede actualmente, explica Saskia Niño de Rivera, presidenta de la organización civil Reinserta.

En las actuales condiciones no está garantizada su integridad ni seguridad social, advirtió. “Son niños que en su gran mayoría nunca salen de la cárcel hasta que cumplen 6 años. Son sumamente agresivos, con gran estimulación sexual porque tienen que estar con sus madres todo el tiempo incluyendo las visitas conyugales. “Les cuesta mucho trabajo socializar y tienen rezago en el desarrollo porque sólo 38 por ciento va de forma cotidiana al Cendi”, explicó la presidenta de Reinserta. El organismo presentó el Anuario de los Niños Invisibles 2015 que exhibe lo que 120 niños, hijos de mujeres en reclusión, viven en el penal de Santa Martha. Incluye dibujos y testimonios de los pequeños.
“Es un niño. Soy yo. Son monstruos con dos cabezas. Es una cabeza con otra cabeza porque me voy a dibujar a mí mismo gordito”, así explicó Rodrigo de 3 años 8 meses, el dibujo que hizo sobre lo que se siente vivir en la cárcel. Para Luz María Peniche, psicoanalista con más de 20 años trabajando con niños, Rodrigo expresa con su dibujo que se percibe a sí mismo como un ser inadecuado, lleno de agresión y con mucho miedo a los demás; quiere ser un monstruo para que nadie lo lastime.
El dibujo de Bea, de 5 años 4 meses, es una figura humana que en la cabeza tiene unos cuantos pelos en forma de picos y en el cuerpo tiene un par de puntos a modo de tetillas y una mancha en los genitales.

TRAZOS DE TRAUMA

La psicoanalista señala que los trazos de la pequeña muestran un nivel de agresión importante hacia los demás, está sobreestimulada sexualmente o padece algún trauma sexual, además de que ha sido testigo de violencia hacia la mujer.
“No se siente digna de que alguien la quiera; tiene carencias afectivas y de estructura muy importantes”, detalla Luz María Peniche. Para la especialista, el caso de Sergio, de 5 años 6 meses, es preocupante. “En su historia dice que como su mamá no le dio dinero para unas papas él se robó el dinero; éste es el origen de la desaptación social, de la transgresión”, explica.
“Tiene carencias afectivas importantes, percibe la figura materna como inaccesible porque la mamá no le provee el afecto que necesita y se siente como sustituto del padre, lo que representa una carga tremenda”, detalla. Sobre las consecuencias de salud mental que estos niños podrían tener en el futuro, la psicoanalista plantea un panorama desalentador: “estos niños ya están predispuestos a regresar ahí”.
Actualmente, Reinserta recaba firmas para que estos niños sean reconocidos como un grupo vulnerable y se destine presupuesto para cubrir sus necesidades, ya que hoy viven de donaciones.
Además, la organización Reinserta presentó el anuario a los senadores y ha propuesto que los infantes vivan en orfanatos contiguos a los reclusorios, donde sus madres puedan visitarlos y que salgan de la cárcel a los 3 años y no a los 6 años, como sucede en la actualidad. La responsabilidad del Estado es crucial aquí.

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