Frida Andrade
Agencia Reforma
La Secretaría de Agricultura (Sagarpa) no es capaz de comprobar si los recursos destinados a Proagro Productivo, antes Procampo, fueron realmente usados para elevar la productividad, ya que carece de un mecanismo de monitoreo.
Así lo destacó la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en su tercera entrega del informe de la Cuenta Pública 2016.
“El desconocimiento de la Sagarpa en el porcentaje de producción atribuible a la misma (política pública), así como su índice de valor, reflejan la carencia de mecanismos de monitoreo, control y seguimiento para comprobar el buen uso de los recursos por parte de los beneficiarios y el cumplimiento de los principales objetivos relativos al aumento de la productividad del sector”, dice el informe.
Durante el periodo de análisis, de 1994 a 2016, la ASF refirió que el gobierno federal continuó con los apoyos sin conocer el alcance de la política ni la mejoría en la calidad de vida de los beneficiarios. También apoyó a un mismo padrón sin la posibilidad de cambiarlo.
De igual forma, identificó que existe una desproporción en el monto de los apoyos, pues 64.5 por ciento de los productores son de autoconsumo, quienes requieren más los recursos y reciben 43.7 por ciento de los incentivos.
En cambio, en los productores comerciales, 30 por ciento de los apoyos se concentra en sólo 10.2 por ciento de la población incentivada, por ello sugirió cambiar la política pública del programa.
La ASF destacó que ambos programas operaron sin considerar sus sugerencias para mejorar su desempeño.
Se consultó a Sagarpa pero no respondió.
