Alrededor de 700 seguidores de la Santa Muerte realizaron una procesión desde su catedral –ubicada en el mercado Sonorita, en la colonia Nuevo Hidalgo, de Pachuca—hasta plaza Independencia, ayer, durante la segunda jornada del Día de Muertos.

Niños y adultos caminaron mientras veneraban a la Niña Blanca, como también la llaman sus devotos.

Algunas niñas que caminaban detrás de camionetas de redilas y otras más lujosas que transportaban las esculturas de la muerte gritaban las consignas que los más grandes coreaban: “Yo sí le voy, le voy a la Santa; yo sí le voy, le voy a la Niña”, repetían.

También se sumaron jóvenes y adultos que consumían alcohol en las calles durante el recorrido, sin que los cuerpos de Seguridad Pública, que custodiaban la procesión, intervinieran o lo impidieran. Algunos hasta aventaban los envases de vidrio vacíos, los cuales se estrellaban en el suelo.

Antes del mediodía de ayer, en el templo –donde también veneran a Jesús Malverde, patrono sinaloense de narcotraficantes como Joaquín el Chapo Guzmán Loera– sus seguidores se reunieron para preparar a las figuras de la Niña, las cuales recorrieron el bulevar El Minero, la colonia Morelos, el palacio de gobierno y la calle de Allende para llegar al Reloj Monumental.

La procesión se conformó por automóviles utilizados para servicios de taxi, así como Peugeots deportivos, camionetas de redilas, Mazda CX7, Toyota FJ Cruiser y Hummer H2, entre otros.

Al llegar a plaza Independencia, algunas personas se acercaron a tomarse fotografías con el dirigente de la Federación de Organizaciones Independientes del Estado de Hidalgo (Foideh), Oscar el Perro Pelcastre, líder del culto a la Santa Muerte en la capital del estado.

ADORACIÓN ANCESTRAL

El culto a la muerte data de tiempos prehispánicos en México. Durante la época azteca, se adoraba a Mictlantecuhtli, señor del Mictlán. Era conocido como el dios del inframundo; sus adoratorios estaban cerca del Tzompantli, una pared de cráneos humanos

Giovanny Flores | Pachuca