Al preguntarle a Jaret, de 7 años, si tiene juguetes, una sonrisa se dibuja en su rostro, grita que un avión y corre a buscarlo.
“Es un avión, así chiquitito”, relata Samantha Dainitin, tía del pequeño, “se lo regalaron en la iglesia y lo cuida como no tienes idea”.
Jaret y su hermanito Eliud de 5 meses viven en Las Delicias, un pueblo del municipio de Galeana.
Ellos son parte de una de las 28 familias que tienen sólo una comida al día de acuerdo con el registro del Banco de Alimentos de Cáritas Monterrey y Hambre Cero Nuevo León.
Esta iniciativa interinstitucional busca erradicar la pobreza extrema alimentaria y el desperdicio de alimentos en el Estado.
Samantha, quien está a cargo de los niños, cuenta que es muy difícil tener comida diaria para todos.
Ante esta realidad, dice, comprarles juguetes a sus sobrinos es casi imposible.
Jaret mira el piso y niega con su cabeza cuando se le pregunta si conoce a Santa Clos o si le ha llevado juguetes en Navidad.
“Mi abuelo me regala una bolsa de dulces”, dice el niño.
Al contarle sobre el gordito de rojo que vive en el Polo Norte y preguntarle qué le gustaría que le regalara, la sonrisa aparece de nuevo en su rostro.
“Le pediría un avión”, señala.
Además, a este pequeño le gustaría tener una bicicleta nueva y para su hermano, comenta riendo, muchas mordederas.
Sus cartitas
Jaret, 7 años
+ Un avión o un carrito de control remoto y una bicicleta.
+ Es talla 8 y calza del 20
Eliud, 5 meses
+ Necesita pañales
+ Es talla 2
Francisco Betancourt
Agencia Reforma
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