En Hidalgo, Tula, Pachuca y Tulancingo son puntos de tráfico de especies, pues la venta ocurre particularmente en los días de plaza, sin que autoridades de los tres niveles de gobierno actúen de manera efectiva, afirmó Jonatan Job Morales García, presidente de la organización de la sociedad civil (OSC) Biofutura.
“El tráfico de especies y aprovechamiento ilegal de ellas pone en riesgo la supervivencia de las poblaciones; esto ocurre al amparo de la autoridad municipal, pues no están capacitadas para abordar la problemática”, agregó.
“Las aves y reptiles son grupos con gran riesgo porque se venden como mascotas. Jilgueros, tucanes y clarines son saqueados de su hábitat en comunidades de la sierra; las tortugas son extraídas de los ríos para su venta”, afirmó el activista.
Explicó que los pericos son una especie protegida; sin embargo, prácticamente en todos los tianguis es posible encontrar crías en venta, dijo.
El artículo sexto de la Ley de Protección y Trato Digno para los Animales de Hidalgo establece que los ayuntamientos están obligados a supervisar, verificar, vigilar y exigir el cumplimiento de las disposiciones contenidas en esta legislación, en el ámbito de sus competencias.
“No existe vigilancia efectiva, como campañas de difusión donde nos digan por qué no se deben cazar o traficar animales. No hay puntos de vigilancia y los operativos de las procuradurías ambientales no se llevan a cabo casi nunca”, reprochó Morales García.
Sara Elizondo I Pachuca
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