La asociación Servicios de Inclusión Integral y Derechos Humanos (Seiinac) informó que dentro de los espacios penitenciarios en la entidad y otros dos estados, donde efectuó pruebas, detectó casos de VIH; sin embargo, se reservó precisar cuántas personas viven con el virus o padecen la enfermedad, con el argumento de evitar mayor discriminación hacia ese sector.

En 2017, el organismo obtuvo recursos del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH y el Sida (Censida) para llevar acciones de promoción y prevención de esa y otras enfermedades de transmisión sexual en los Centros de Reinserción Social (Ceresos) de Pachuca, Tulancingo, Mixquiahuala, Ixmiquilpan y la cárcel de Tizayuca, en Hidalgo; además de Huauchinango, Puebla, así como Apizaco y Tlaxcala, Tlaxcala, lugares donde capacitó a 180 personas privadas de libertad como promotores de salud sexual.

El proyecto se desarrolló de mayo a noviembre de 2017, durante el cual aplicaron 970 pruebas de VIH y sífilis a reos de ocho penales y sus familiares: 750 en hombres, 230 en mujeres y cinco en personas identificadas como transgénero (de hombre a mujer). De acuerdo con el diagnóstico penitenciario del segundo semestre de 2017, de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH), se registraron 13 personas portadoras de VIH; once hombres y dos mujeres, lo que representa un caso más respecto de los primeros seis meses de ese año.

En 2015 y 2016 se registraron 14 casos. El portador reportado coincide con el periodo en que la agrupación llevó a cabo las pruebas. Según el informe de la comisión, los internos con ese padecimiento se ubican en los Ceresos y cárceles de Actopan (uno), Pachuca (nueve), Tula (dos) y Tizayuca (uno).

De acuerdo con Diana Avilés Quesada, directora ejecutiva de Seiinac, es necesario hacer partícipes a las personas privadas de su libertad de las acciones preventivas, para evitar riesgo de infección. “(Al hacerlos conscientes), ellas y ellos, que conocen el contexto, pueden ser acompañantes pares con una mayor incidencia en sus compañeros, para reducir las prácticas de riesgo”, dijo. Consideró importante aplicar un tratamiento y, con ello, contribuir a que los internos entren a un proceso de real reinserción social.