En Tulancingo, del maíz sembrado en superficies cultivables de temporal y riego, que abarcan 7 mil y 5 mil hectáreas, respectivamente, 80 y 50 por ciento de cada zona es criollo, por lo que la productividad es baja, en relación con el grano híbrido, informó el director de Desarrollo Rural, Abraham Salomón Ganado.
Dijo lo anterior, debido a la inquietud de ciudadanos y productores locales por la aprobación de la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo, avalada el pasado 29 de septiembre por el Senado de la República y que, según analistas, implicará un incremento en el precio de la tortilla, cuyo kilogramo podría llegar a costar 60 pesos.
Organizaciones agropecuarias señalan que este proyecto de norma limitaría la producción de maíz híbrido, lo cual generaría escasez, aumento en los precios de todos sus derivados y favorecería la importación del grano.
Salomón Ganado explicó que los altos volúmenes de maíz que se producen en México son híbridos y, aunque reconoció la importancia del grano criollo, detalló que este no se ha desarrollado lo suficientemente para explotar su potencial productivo, “genéticamente hablando”, debido a la falta de investigación y trabajo de campo.
Agregó que los maíces criollos existen antes de la tecnología, por ende, tienen ventaja porque se han adaptado de manera natural a las condiciones de diferentes climas.
“Es lo que se debe explotar para hacer cruzas dirigidas y obtener maíces criollos de mayor potencial productivo”, opinó tras detallar que, actualmente, con el maíz híbrido se producen 20 toneladas de grano por hectárea, mientras, con el criollo, apenas se producen dos toneladas.