Durante 17 años, el oso Coco ha sido uno de los principales atractivos del zoológico de Tulancingo, pero también motivo de críticas por el limitado espacio que ocupaba, lo cual llevó a la administración en turno a habilitar un área alterna más amplia y digna.
El mamífero quedó reubicado en su nuevo hábitat, ubicado dentro de dicho parque animal, pero previamente fue sometido a estudios de ultrasonido y rayos X para conocer su estado general de salud.
La directora de este centro recreativo, María de la Luz de la Llave Arroyo, explicó que en la revisión integral del oso, el cual pesa más de 300 kilogramos, participó un equipo multidisciplinario de veterinarios zootecnistas y biólogos, tanto del zoológico de Tulancingo como del Bioparque de Pachuca, al igual que especialistas en fauna silvestre de la Ciudad de México.
Aseguró que la reubicación del animal cubrió el protocolo de seguridad, incluida la sedación para evitar su estrés.
El secretario de Servicios Municipales, Arturo Roldan Vivanco, detalló que el deteriorado teatro al aire libre del parque urbano Nicolás Bravo fue habilitado y convertido en el nuevo albergue de Coco. Cuenta con dormitorio, área de manejo, alberca y zona de exhibición al público.