El alcalde, Julio César Soto Márquez, reconoció que en 2015 hubo intentos de infiltración por parte del crimen organizado en Tulancingo.
“Nos hemos negado y rechazamos a cualquier tipo de acercamiento con esta gente, seguiremos así hasta el último día de mi gestión”, advirtió tras confirmar que ante los más de 70 asesinatos de alcaldes en el país, y los hechos violentos recién ocurridos dentro de la propia sede municipal, se vio obligado a establecer protocolos de seguridad.
“Cuando uno ve este tipo de incidentes, entendemos que le puede pasar tanto a un ciudadano común como a la autoridad, no contaba con seguridad personal, pero ahora la situación me obliga a utilizar los elementos que es-tén a mi alcance para protegerme y proteger a quienes toman las decisiones en materia de seguridad”, precisó.
A 30 días de ceder la estafeta, dijo tener la firme convicción de entregar una policía sin filtración del narcotráfico y la delincuencia organizada. “Una policía dispuesta a dar la vida en el cumplimiento de su deber, como ya ha sucedido”.
Reiteró que no acepta ni aceptará que las instituciones deban estar perpetradas por el crimen organizado. “En 2012 teníamos debilidad institucional, lo declaré públicamente, no dije en qué consistía, son cosas que uno se lleva, pero era necesario limpiar la casa y lo hicimos”.
Soto Márquez comentó no estar arrepentido de las declaraciones hechas a medios nacionales respecto a la creciente cifra de presidentes municipales abatidos y la importancia de establecer protocolos de seguridad, no sólo para los que están en funciones, sino para exalcaldes y electos.
“La sociedad, que ahora está representada a través de los presidentes municipales y los ayuntamientos, tiene que alzar la voz, fijar posicionamientos y estrategias”, remarcó.