Cuando uno escucha hablar de las Islas Caimán, lo primero que se le viene a la mente es que se trata del paraíso fiscal por excelencia.
Sin embargo, también es un edén turístico.
Este territorio británico de ultramar se ubica en pleno Caribe, cerca de Cuba y Jamaica, y su isla más grande es Gran Caimán, cuyos 197 kilómetros cuadrados presumen una amplia gama de experiencias turísticas.
Si se quiere sentir el alma británica, no solo se pueden observar los volantes de los autos del lado derecho, sino también visitar el parque botánico Reina Isabel II, en donde hay un monumento, flores, árboles, iguanas y coloridas mariposas.
Para muchos, el mayor atractivo de Gran Caimán radica en Stingray City. Ahí, a solo tres pies de profundidad, las mantarrayas avanzan entre los turistas, pues la zona consiste en varios bancos de arena en donde sorprende ver a estas especies.
Si avistar animales se cuenta entre las actividades favoritas del viajero, entonces hay que considerar una visita a Cayman Turtle Farm, que recibe 200 mil visitantes al año. En el sitio se pueden apreciar aves, caimanes y tortugas; en este último caso incluso han logrado criar a la Ridley de Kemp, una especie en peligro de extinción.
Otra alternativa es sumergirse en la belleza del mar y el mejor punto es Seven Mile Beach, incluida en el top 5 de las mejores playas del Caribe según los Travellers’ Choice 2019 de TripAdvisor.
En ella hay: espacios donde la fiesta y música de los beach club domina, pero también zonas absolutamente tranquilas para los viajeros más relajados; en cualquiera de los dos casos, el mar azul y cristalino predomina
el panorama.
Un buen cierre para todo paseo puede suceder en Ironshore Formation Limestone, conocida como Hell, una formación rocosa cuyo nombre se debe a que se cree que así debe lucir el infierno.
Andrea Rodríguez I Agencia Reforma
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