Por fuera da la impresión de que escapó de un museo. De que, con su silueta compacta y musculosa, se trata de la estatua de un atleta olímpico inmortalizado para la eternidad.
Eso piensa uno hasta que enciende el motor y descubre que la X2 de BMW es un atleta vivo y dispuesto a salir a la calle para robarse todas las miradas.
Porque, además de ser la SUV más joven de su familia, es la que tiene la personalidad más extrovertida.
Su parrilla de doble riñón es la primera que cuenta con un marco inferior más ancho que el superior, dándole un aspecto deportivo que se complementa con un par de escapes de 90 milímetros, grandes entradas de aire laterales y pintura exterior en tonos naranja, azul o un resplandeciente amarillo metálico llamado Galvanic Gold.
Además, en los pilares de las ventanillas traseras fueron colocados emblemas de BMW, como los que utilizaban los coupés fabricados por la compañía en los años 60.
Definitivamente, no es el típico vehículo utilitario familiar. De hecho, es 8 centímetros más corto que el X1, al tiempo que tiene 6 centímetros menos de altura por lo que, al manejarlo, se tiene la percepción de estar en un sedán, sí, pero que tiene un maletero con capacidad de 417 litros.
Aunque el motor 4 cilindros en línea turbo promete un rendimiento combinado de 16 kilómetros por litro, con el modo Sport activo, la X2 se prepara para responder de forma inmediata a la presión del acelerador.
Desde pendientes hasta avenidas de alta velocidad, la SUV se mueve con agilidad en la ciudad. Casi como si uno estuviera tras el volante de un lujoso go kart
La X2 cuenta con iluminación para las molduras de las puertas, pantalla táctil de 8.8 pulgadas y techo panorámico, además de una dosis de tecnología al integrar Head-Up Display y hasta la
opción de usar Apple CarPlay de forma inalámbrica.
Esculpida con los trazos de un coupé, la X2 sigue luciendo tan vistosa como el auto concepto presentado por BMW hace un par de años. Sólo que ahora está lista para que la lleves a la calle.
Isaac Flores I Agencia Reforma
