Hubo un tiempo en el que los autos eran ruidosos, difíciles de maniobrar y demandantes.
Y para mí, un millennial de 30 años, esa época revivió la semana pasada, cuando tuve la oportunidad de ponerme al volante del Alfa Romeo 4C, un deportivo en el más puro sentido de la palabra.
Su interior, de hecho, es bastante sobrio: un aparato de sonido, sistema de aire acondicionado y vidrios eléctricos. Sin entrada para USB, mucho menos una pantalla táctil.
El entretenimiento proviene totalmente de la experiencia de manejo, y es que detrás de los dos únicos asientos, en posición central-trasera, se encuentra instalado el motor.
Se trata de un cuatro cilindros turbo que berrea, se sobrerrevoluciona y cimbra cualquier calle sobre la que se abre camino el 4C.
Y sí, su grave sonido reverberando justo atrás de tu cabeza va a erizarte la piel, cuando, además, con sus 240 caballos de fuerza, te permita ir de 0 a 100 kilómetros en menos de cinco segundos.
De hecho, el 4C es un auto que se encuentra en su hábitat natural cuando se le lleva a fondo.
A bajas velocidades y en maniobras de estacionamiento, la dirección es dura y pesada, solo conforme se acelera, uno obtiene una respuesta ágil y precisa del volante, lo que permite entrar a cualquier curva con una precisión quirúrgica.
Con apenas 1.18 metros de altura, tal vez no sea al auto que quieras utilizar para atravesar los topes e imperfecciones en el pavimento todos los días.
Pero, definitivamente, es la compañía perfecta para unos fines de semana llenos de adrenalina.
Alfa Romeo 4C
Motor: 1750TBi con cuatro cilindros
Potencia: 240 hp
Transmisión: automática Alfa TCT
Desde $1,500,000
Isaac Flores I Agencia Reforma