En la región de Mannheim, la mujer encargada de la limpieza de la iglesia evangélica Philippuskirche miró la obra que la artista Romana Menze-Kuhn había hecho para retratar el periplo por el que deben pasar los refugiados de medio oriente que llegan a costas europeas, y la comenzó a tratar como desechos.
La acción de la conserje enfureció a Romana, pero el padre de la iglesia, Gerd Frey-Seufert, la justificó argumentando que ‘sólo cumplía con su trabajo’, detalla el portal Gawker.
La obra, llamada ‘Dwelling 6/2016’ consistía en un montón de mantas térmicas (con una apariencia similar al papel aluminio) arrugadas y desperdigadas delante del altar del templo.
Por su parte, la artista, al enterarse lo que había ocurrido, dijo haberse sentido muy enfadada e indignada, pero que pronto entendió que la acción de la mujer de la limpieza ‘ya formaba parte de su arte’.
Al final, Menze-Kuhn reconstruyó su obra aprovechando la indesperada intervención de la conserje.