Cuando en los años 90, el libro Las niñas bien llegó a mano del diseñador de joyas Daniel Espinosa solo sirvió para reafirmar su vocación. Y es que este volumen, escrito por Guadalupe Loaeza, maestra y amiga, le comunicó entre líneas que existía un universo femenino fantástico a través del cual podía solucionar sus inquietudes creativas.
Así, desde entonces, decorar mujeres con accesorios de joyería es para el taxquense, su misión en la vida. Con pieles, perfumes y atuendos glamorosos, salieron de las páginas del libro que hoy cobra la forma de un filme estelarizado por Ilse Salas, Vanessa Ciangherotti y Johanna Murillo, próximo a estrenarse.
Desde el estudio de Daniel y con vista al Castillo de Chapultepec, la escritora vestida de rosa atribuye a las niñas bien un glamur atemporal que se manifiesta a partir de las buenas maneras, las indumentarias elegantes, la clase y la educación, más que el dinero, afirma la escritora.
“Elementos que a las niñas bien acompañan desde la cuna. Literal y coloquialmente como rasgos de carácter que se maman, aunque ellas no son mamonas”, afirma la periodista en su léxico divertido, y ataviada con las joyas de Daniel, además de un bastón negro que, más que un apoyo, representa don de mando.
Piezas con Glamour
Con ese pensamiento en mente, mujeres pudientes y con clase, Daniel creó más deslumbrantes 30 modelos con un sentimiento de clase para ensalzar los cuellos de garza de esas señoritas.
Cadenas de plata bañadas con oro de 22 quilates y de diferente grosor dan vuelta en circular. Los aretes, grandes y protagónicos, evocan coronas de Reyes Magos llegados de parajes orientales y lejanos.
Las perlas nacaradas alternadas con piedras semipreciosas iluminan la sonrisa de mujeres que no salen a la calle sin máscara de pestañas y el labial de moda.
“Estas piezas denotan seguridad y clase, señorío. riqueza, no importa que esta se derive de una fantasía”, concluye.
Lupita Aguilar I Agencia Reforma
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