Es de primaria: con la nariz percibimos aromas y con la lengua, sabores. Sin embargo, una investigación reciente podría cambiar esta concepción secular.
De acuerdo con el equipo liderado por el doctor Mehmet Hakan Ozdener, del Centro Monell de Sensibilidad Química en Filadelfia, la lengua podría captar algunos olores.
Tras realizar pruebas con ratones genéticamente modificados, el equipo de Ozdener encontró que los roedores podían identificar algunos aromas en concentraciones demasiado pequeñas para provocar una respuesta en la nariz, por lo que se asume que la lengua tiene un papel importante en este tipo de percepción.
Según Ozdener, una de las principales aplicaciones de este descubrimiento podría ser la de “engañar” al cerebro, colocando aromas más dulces y apetecibles en alimentos bajos en calorías, con el objetivo de abatir el consumo de productos que pueden inducir a la obesidad, uno de los problemas más preocupantes en todo el mundo.
A pesar del entusiasmo, los investigadores piden mesura, pues se necesitan pruebas adicionales para su aplicación en humanos.
José Jacob Flores Arrieta I Agencia Reforma
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