Quedan menos de dos semanas para la elección de gobernador en el Estado de México y parece que existen sólo dos opciones: Alfredo del Mazo, del PRI, y Delfina Gómez, de Morena. Muy detrás, PAN y PRD ven como el pastel será merienda de otros.
Para muchos, esta elección es el laboratorio electoral en el que se verán reflejadas las campañas y estrategias de los partidos, de cara a la elección de 2018, cuando elijamos al próximo presidente de México.
De ser así, los candidatos panistas y perredistas deberán ver desde la barrera al PRI luchar contra López Obrador; y por el PRI, creemos muchos, el candidato será el hidalguense Miguel Osorio. Del PAN, los tres posibles parecen cada día más desdibujados.
Desconozco si a Morena le alcance para ganar la gubernatura del Estado de México, pero sí sé del hartazgo del país respecto al priísmo.
Ayer, en su visita a Pachuca, Emilio Álvarez Icaza, dio un duro discurso con el priísmo. El aspirante independiente calificó, incluso, a Hidalgo como un estado estancado en los 70, pero con internet, lo cual, creo, puede ser ese avance que permita, con el tiempo, la llegada de la alternancia en estados como el nuestro, o quizás en el Estado de México.
Encuestas van y vienen. Expertos de todas filiaciones pronostican resultados y escenarios, pero la única verdad es que hace muchos años que una elección estatal no cobraba tanta relevancia a nivel nacional, tal vez sólo la elección de El Bronco, en Nuevo León, resultó tan llamativa, por ser otro gran experimento electoral para el pueblo mexicano.
Restan nueve días para conocer al ganador en el Estado de México, o tal vez para conocer al perderdor, que puede, desde ahora, apuntalar su muerte en las elecciones de 2018.