¡Como antaño!
 
Hace (76) meses
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Dale dale dale, no pierdas el tino…!.- cómo olvidar aquellas posadas cuando era niño; hace unas tres décadas todavía podía sentirse el gran ambiente decembrino cercano a la Noche Buena y Navidad. Todo era felicidad porque se acercaban las vacaciones de la escuela, pero sobre todo, se acercaba la fiesta familiar, con los padres, hermanos, con los tíos, primos y también junto con algunos vecinos. Todos cooperaban para la “pachanga”, esas noches eran unas veladas inolvidables.
Parte fundamental de las posadas, siempre han sido la piñatas, que en mis tiempos de infancia era aquella gran olla ovalada de barro, forrada de papel china de colores con siete picos que representan los pecados capitales en la religión cristiana. Su relleno era todo de frutas, cañas, jícamas, naranjas, mandarinas, chabacanos y por supuesto cacahuates, en algunas ocasiones traían un poco de dulces. Para poderle pegar para romperla, nos vendaban los ojos para que no le atináramos a la primera, mientras los demás cantaban la tradicional canción infantil.
El ponche de frutas, los buñuelos, tamales, atole, chalupas, pambazos y demás antojitos mexicanos que deleitaban nuestro paladar, así como también para los adultos había bebidas alcohólicas que en aquellas épocas lo popular eran el brandy Presidente y Don Pedro. Los explosivos cohetes de pirotecnia eran la sensación entre nosotros los chicos, aunque también los adultos se divertían con ellos; siempre nos los aventábamos unos a otros en la calle, sin que hubiera algún accidente que lamentar.
La música era parte fundamental de las posadas; Los Joao, Rigo Tovar y su Costa Azul, el Grupo Latino y demás agrupaciones que estaban en boga en aquellos años, sin olvidarnos de la tradicional Sonora Santanera. No se podía pedir más, porque hasta dulceros que contenían diversos dulces y caramelos junto con galletas de animalitos nos daban a los niños. Toda una tradición que se ha estado perdiendo con el tiempo o al menos se ha transformado en algo muy diferente, un festejo sin arraigo.
Las nuevas generaciones ya no son adeptos a este tipo de celebración familiar, ahora lo que hacen es “festejarla” en los antros o en algún lugar con los amigos, un pretexto para alcoholizarse desmedidamente. Ya no existen los cánticos tradicionales de pedir posada a la casa anfitriona, ni la convivencia entre familias. Ahora hasta las piñatas han cambiado, aquellas de barro difícilmente se pueden encontrar, ahora son todas de cartón y es bastante difícil romperlas, tanto que hasta a los niños ya no se les venda los ojos y pasan varias rondas para que puedan siquiera hacerle un pequeño orificio para sacarles los dulces y hasta juguetes, el relleno de fruta quedo en el olvido.
Los dulceros ahora deben contener dulces caros, de lo contrario los niños ya ni les hacen caso. Los infantes se aburren rápido en las reuniones familiares decembrinas. La pirotecnia que se usa ahora, no es tan solo del país, también es importada de China, más sofisticada y peligrosa. Ya no se siente tanto ese ambiente navideño de antaño, hemos ido perdiendo a través del tiempo una de nuestras grandes tradiciones.
Ahora, algunas colonias en la ciudad, tratan de recuperar las posadas, haciendo un gran esfuerzo entre la gente para enseñarle a las nuevas generaciones y a los niños, que no olvidemos lo bueno que es festejar en familia las posadas como en antaño. Así es que “no pierdan el tino, porque si lo pierden, pierden el camino”; la época de posadas se avecina y debemos hacerlo en el seno familiar. Vivamos juntos el aquí y el ahora.
Anderkesee-Stenum, Alemania.- Desde esta bella zona boscosa de Alemania me siento obligado a seguir escribiendo sobre el escándalo que debería representar para todos los mexicanos, especialmente para los que residimos en la Ciudad de México, la balacera del jueves pasado entre entre marinos y delincuentes pertenecientes al autodenominado cártel de Tláhuac, en el que perdieron la vida el supuesto jefe de este grupo criminal, Felipe de Jesús “El Ojos” Pérez Luna y siete de sus cómplices.
Desde ese día hasta ayer el delegado en Tláhuac, dirigentes de Morena, diputados locales y el flamante procurador general de justicia de la CDMX, Edmundo Garrido, han hecho declaraciones públicas que me permiten suponer que las autoridades de la Ciudad de México, las de Tláhuac y Morena pretenden ocultar la presencia de la delincuencia organizada en la capital del país y cómo ésta posiblemente ha infiltrado varios gobiernos delegacionales, a la SSP local y a la PGJ-CDMX.
Recordemos que Rigoberto, a pesar de haber sido director de seguridad pública de la delegación, primero dijo desconocer que en ella operara algún grupo delincuencial. Luego, cuando nadie le creyó, aseguró que él le reportó a la secretaria de Gobierno de la CDMX, Patricia Mercado, que en Tláhuac había delincuentes pero que no los podía identificar porque “esa no es su responsabilidad” sino la del GCDMX.
Después de la segunda afirmación de Rigoberto surgieron versiones de que él podría estar vinculado con El Ojos y otros delincuentes y hasta ocultando del público la gravedad del problema. Anteayer, Televisa difundió en su sitio web esta noticia: “información en poder de Noticieros Televisa confirma que el jefe delegacional en Tláhuac, Rigoberto Salgado, tendría nexos con la organización de Felipe de Jesús Pérez Luna, alias “El Ojos”, complicidad que alcanzaría a algunos miembros cercanos de su familia” y el diario El Financiero publicó esto: “68 desaparecidos en Tláhuac y Salgado pide no difundirlo – En un audio obtenido en exclusiva por El Financiero Bloomberg, el delegado de Tláhuac, Rigoberto Salgado, pidió a los familiares de los desaparecidos no difundir información “de manera irresponsable” que ponga en riesgo a las víctimas”.
Pese a todo, tanto el líder de los diputados locales de Morena, César Cravioto, como el antes aludido Batres, aseguraron que Rigoberto no está relacionado o coludido con la delincuencia.
Ayer, diputados locales del PRD, PAN, PVEM y MC aprobaron un punto de acuerdo mediante el cual le piden a Rigoberto dejar su cargo temporalmente mientras las autoridades investigan el asunto. Sobra decir que el delgado los mandó muy lejos.
Finalmente, en lo que puede interpretarse como una exoneración sin investigación previa, el procurador Garrido informó que Rigoberto y sus probables vínculos con los narcomenudistas de su delegación no son investigados.
Lo ocurrido hasta el momento obliga a preguntar: ¿Se trata de ocultar lo que sucede en Tláhuac?

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