Las mesnadas de golpeadores comandadas por El Perro, Oscar Pelcastre, apócrifo obispo de huarache, y algunos choferes malandrines incondicionales de Pedro Solares Cuevas, junior heredero caciquil de los taxistas de Pachuca, integran catervas de bribones apadrinadas por el PRI, apuntaladas por políticos mangoneadores del pasado reciente, mesnadas que pueden hacer y deshacer en todos los sitios públicos de la capital del estado de Hidalgo.
Los habitantes de Pachuca que transitamos por el centro de la ciudad y hacemos uso del transporte público hemos visto la proliferación de los llamados “franeleros”, tipos sin oficio ni beneficio, drogadictos en su mayoría, quienes, sin que nadie lo pida, abren las portezuelas de taxis para el ascenso de pasajeros y exigen, sin más, propinas al público y los choferes.

SE PASAN LA BOLITA
Esas bandas de golpeadores y extorsionadores acumulan negro historial: usadas por autoridades de la “bolita” (de la “bolita” porque las municipales y las gubernamentales se la pasan unas a otras, nunca aceptan que la tiran) aparecen de la nada para disolver, a golpes, manifestaciones populares, como las realizadas hace dos años en protesta contra el funcionamiento del Tuzobus, o para apoyar con porras y consignas a los candidatos priístas.
Las pandillas de gorilas actúan, casi siempre, ante la mirada cómplice de comandantes y grupos de policías municipales o estatales. Hasta el momento ninguno de esos individuos o sus capitostes ha sido sancionado.
La anterior introducción viene a cuento para tratar de entender lo sucedido este lunes en un paradero de taxis, situado frente a la parroquia de La Asunción, donde varios sujetos semejantes a lo descrito golpearon salvajemente a dos taxistas.
La golpiza creó reacción entre taxistas solidarios, quienes se concentraron en la plaza Constitución, provocando trastornos en el tránsito vehicular en las calles adyacentes a la plaza Constitución, durante más de una hora. En ese intervalo, los choferes clamaron castigo para los agresores, identificados como miembros de la Federación de Organizaciones Independientes del Estado de Hidalgo (Foideh).
Después de realizada la protesta, cuesta trabajo creer lo que dijo. Según las notas periodísticas, “integrantes de la Foideh, encabezados por El Perro, aparecieron para deslindar a su organización” de actos delictuosos.
Para desmentir al Perro, basta y sobra ver los videos, que medio mundo ha verificado en redes sociales, en los que se aprecia claramente cómo varios individuos, armados con palos, con ropa diferente a la de los drogadictos “franeleros”, agreden a los taxistas.
Además, para completar su complicidad en el deslinde, Pedro Solares Cuevas, dirigente de la Federación de Unión de Trabajadores del Volante (FUTV), declaró en entrevista con reporteros, que “los agresores no pertenecen a la Foideh, son vándalos de la zona”.

DIRIGENTES QUITAMOTAS
Aunque es difícil de comprobar, las aparentes desigualdades entre Pedro Solares y Oscar Pelcastre son ficticias. Éste, semejante a una lapa oportunista al servicio de políticos de poca monta, es útil solamente para trabajos sucios.
Solares, político de medio pelo, aspira a la presidencia municipal de Pachuca o a una diputación. Puede disponer de los recursos de su organismo para apoyar campañas electorales. Como ejemplo, hace años pregonó su sesudo lema: “Pachuca para los pachuqueños”.
Es indudable que uno y otro han “colaborado” con los últimos presidentes municipales, gobernadores anteriores al actual y con los dirigentes estatales del PRI, recibiendo sendas protecciones de impunidad.
La situación para esos acomodaticios cabecillas, que este lunes mostraron el cobre por enésima ocasión, podría cambiar con las disposiciones que pudieran dictar el gobernador Omar Fayad, la presidenta municipal de Pachuca, Yolanda Tellería y, por ende, el nuevo presidente del comité directivo estatal del PRI, Leoncio Pineda Godos, quienes aparentemente no han contraído compromisos con los susodichos pandilleros.
Los pachuqueños debemos estar pendientes para que se hagan efectivas las proclamas contra la impunidad y la corrupción; contra la delincuencia organizada y la complicidad oficial, y se enarbole nuevamente la esperanzadora afirmación de que nadie en Hidalgo y en Pachuca está encima de la ley.
Ojalá que esas prometedoras palabras no se las lleve el viento como desgraciadamente ocurre cada seis años.