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Hace 12 días
El libro del Eclesiastés

Es un libro de la Tanaj hebrea y del Antiguo Testamento de la Biblia. Se ubica entre los Libros sapienciales. Es el más breve de estos, con solo 12 capítulos. En hebreo recibe el nombre de Qohelet y en la versión griega de los 70, Eclesiastés. Ambos significan lo mismo: “predicador”, “orador”, “persona encargada de convocar un auditorio y dirigirle la palabra”.

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Es un libro de la Tanaj hebrea y del Antiguo Testamento de la Biblia. Se ubica entre los Libros sapienciales. Es el más breve de estos, con solo 12 capítulos. En hebreo recibe el nombre de Qohelet y en la versión griega de los 70, Eclesiastés. Ambos significan lo mismo: “predicador”, “orador”, “persona encargada de convocar un auditorio y dirigirle la palabra”.

La falta de evidencia histórica hace difícil situar la autoría y la fecha de redacción del texto. Los especialistas están de acuerdo en plantear que el autor pudo ser un sabio judío de Palestina que vivió en tiempos del proceso de expansión de la cultura helénica en el Oriente medio, hacia el siglo III a. C.

Fue un pensador original y crítico, que conoce lo que pasa fuera de las fronteras de Israel, ha viajado y ha estado en profundo y prolongado contacto con el helenismo. Es alguien que no se conformaba con repetir ideas ajenas o aceptar sin más los postulados que la tradición judía daba por irrebatibles.

Hay estudiosos que sostienen el libro está compuesto a partir de una base original y a esta se le fue añadiendo diversas partes. El epílogo, por ejemplo, sería de redacción posterior. Y ciertos refranes están escritos en una métrica que muestran la intervención de otro autor. Estos indicios, con todo, no son suficientes como para afirmar con certeza la diversidad de autores.

El cuerpo central de la obra se desarrolla entre una introducción y una conclusión. En medio hay cuatro partes: 1) sabiduría, trabajo y riqueza (1-2); 2) Tiempos y proporción (3-5); 3) Sabiduría y justicia (6-8); 4) Recompensa y límites de la sabiduría (9-11).

Aquí temas que aparecen en los otros escritos sapienciales son corregidos o matizados. El método que se utiliza es poner en duda la doctrina tradicional. Se propone una manera distinta de ser sabio. La verdadera sabiduría no consiste en el esfuerzo por sacar siempre provecho de las cosas sino en aceptar y disfrutar con moderación los bienes que Dios ha dado al hombre.

El Eclesiastés es una obra marcadamente existencial. Sostiene que hay que disfrutar del momento, aprovechar lo que la vida te ofrece. El autor discute consigo mismo. Los aspectos negativos de la realidad se subrayan y expresan en un tono pesimista. Aunque no desprecia lo valioso que tiene la vida.

Se trata de descifrar el enigma de la existencia y penetrar en el sentido de las cosas a partir de la experiencia personal. La reflexión en su propia vida le ha hecho descubrir el límite que tiene la misma y la aparente inutilidad de todas las cosas. Lo que lo lleva a repetir a lo largo del libro: “¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad! ¿Qué provecho saca el hombre de todo el esfuerzo que realiza bajo el sol?” (1, 2-3).

Los especialistas dicen que el texto está escrito en una lengua ya fuertemente arameizante, con términos que provienen del lenguaje común de la calle o el mercado y con algunos préstamos del persa y que las reflexiones corresponden más bien a la filosofía propia del helenismo.

El mensaje teológico plantea que, si bien la felicidad tradicional se basaba en las fuerzas y capacidades del ser humano, ahora queda claro que la vida transcurre mejor por el camino de la sencillez sabiendo aceptar los dones que Dios concede. La fe en Dios es la única manera de encontrar el sentido de la vida, en la conciencia de que esta es breve e inútil e irrelevante sin Dios.

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