Vivimos en el año 2024, en donde los avances tecnológicos y la inmediatez marcan nuestro día a día y en donde se pensaría que estos avances nos lleven a superar situaciones que por generaciones enteras han llevado a la humanidad a vivir capítulos lamentables como el racismo, la discriminación, la homofobia, la transfobia y todos estos tipos de violencia que han puesto en peligro la vida de sectores enteros de la población al rededor del mundo.

Sin embargo, lamentablemente hay brechas que como sociedad aún no hemos superado, hemos avanzado, sí, pero esto ha sido a través de los años y en una lucha constante que busca proteger y defender los derechos humanos, dentro de estos avances; México no ha sido la excepción y prueba de ello es el reciente anunció que hizo el Senado de la República, en el cual se da a conocer que se aprueba el dictamen para imponer de dos a seis años de prisión y una multa de mil a 2 mil veces el valor diario de la Unidad de Medida y Actualización (UMA) a quien realice las denominadas terapias de conversión sexual, ya que representan prácticas que menoscaban la integridad de las personas.

Es momento de aceptar, vuelvo a repetir, que en pleno 2024 aún se hable de que las personas con identidades de género distintas a su sexo registrado sufren de discriminación o violencia e incluso diversas formas de tortura, de ahí la importancia de que hablemos sobre estas “terapias de conversión”, que toman la forma de exorcismos, tratamientos psicológicos a la fuerza y hasta violaciones.

En 2020, expertos de la ONU llevaron a cabo un informe al respecto presentado ante el Consejo de Derechos Humanos, Madrigal-Borloz examinó el problema de estas “terapias” que pretenden cambiar la orientación sexual o la identidad de género de una persona, partiendo de la base de que las personas LGBT y de género diverso están “enfermas”.

Celebro que en México la conciencia y la cultura del respeto a los Derechos Humanos vaya avanzando, actualmente estas terapias se llevan a cabo en al menos 68 países, en todos los continentes, sobre todo en África, América Latina, el Caribe y Asia.

UNA MIRADA DE DERECHOS HUMANOS

Es importante que esta información se conozca y se analice, porque esas prácticas causan profundos traumas físicos y psicológicos a las personas que las sufren. Por ese motivo, los mecanismos de las Naciones Unidas de lucha contra la tortura han concluido que esas terapias pueden equivaler a tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes.