Omar Ortíz, recordado como uno de los mejores arqueros del futbol mexicano en la primera década del siglo XXI, actualmente se encuentra en penal de Cadereyta, en Nuevo León, donde vive una batalla contra la depresión, las drogas y su camino hacia la fe.

El Gato Ortiz, quien cumple una pena de 75 años de prisión por secuestro agravado, cayó en las drogas como refugio para soportar el encierro y la vida en prisión: “Trataba de olvidar todo lo que había pasado, la libertad que dejé atrás, y entonces buscas un refugio y en ese instante mi refugio fue la droga. Era muy vicioso, fueron más o menos 3 años”.

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A pesar de mantener un físico imponente gracias al ejercicio, el Gato Ortíz reconoció su culpabilidad en las acusaciones de secuestro, pidiendo ser juzgado conforme a las pruebas en su contra.

Además, expresó sentirse abandonado y desilusionado por la falta de respaldo de compañeros y dirigentes desde su captura. “No sentí un respaldo, ni de directivos ni de compañeros. Sí de excompañeros. Hoy analizo todo lo que pasó y digo ‘Se perdió al activo, al jugador, pero no hice nada por rescatar a la persona'”, dijo en una entrevista con El Norte.

Después de años de adversidad, Omar Ortiz asegura haber encontrado a Dios, a pesar de nunca haber sido religioso. “Un día entro a la iglesia y estaban dos biblias, agarro una y al momento que la leí, empecé a llorar, sentí que algo entró en mi corazón. A partir de ahí, de mi boca nomás salía la palabra de Dios”, comparte.

Omar Ortíz fue condenado en 2017 a 75 años de prisión por al menos dos secuestros, incluyendo el del esposo de la cantante Gloria Trevi.