El gol que Aquivaldo Mosquera anotó el 14 de mayo de 2006 en la cancha del estadio Hidalgo fue no solo el tanto que le dio el pase a los Tuzos a la final del Torneo Clausura de dicho año, sino que se convirtió en el máximo símbolo de la rivalidad que desde hace casi 20 años protagonizan el Guadalajara y el Pachuca
El tanto del colombiano detonó la explosión que los seguidores del Rebaño estuvieron a nada de mostrar y que se convirtió en la burla y recuerdo doloroso a más de 15 años de sucedido.
Ni el gol de Landín en la final de Concachampions u otros encuentros donde la balanza se ha inclinado a uno u otro lado tuvieron la repercusión de ese mítico cabezazo que pensamos que había sido hecho por Miguel Calero. O así la televisión no los hizo creer.
Porque así como Chivas tuvo el triunfo y se lo arrebató Pachuca en la última jugada, ambas instituciones han buscado un protagonismo basado en la identidad. La campaña de publicidad para darle a los Tuzos el calificativo del Equipo de México sirvió en ciertos sectores
del futbol mexicano para crear una animadversión a una institución que puede presumir de logros futbolísticos, economía sólida y fuerza institucional, pero no de ser una escuadra que convoca a la masas, esas que definen la pasión y le brindan a una playera un status diferente.
Y si bien el Guadalajara ha conseguido títulos, el palmarés de Pachuca desde 2006 es mucho mejor, tanto a nivel local como internacional, por no hablar del nivel futbolístico que alcanzó con Enrique Meza y Diego Alonso, o el mostrado actualmente de la mano de Guillermo Almada.
Lo que no hará ni debe hacer el equipo rojiblanco es renunciar a su mejor bandera y a partir de ahí crear un buen equipo de futbol: ser el club más seguido de México. Nadie le puede regatear eso a los tapatíos, por más malos torneos que den, por más que su directiva dé pasos de ciego o las burlas calen hondo en los aficionados.
Pachuca ha logrado, desde 1999, ser un protagonista de nuestro balompié a base de buenos equipos, jugadores, plan deportivo y trofeos; y eso hay que aplaudirlo y replicarlo. No necesita arrebatarle a ningún equipo una identidad que no tiene, porque así como Chivas y su afición anhela un proyecto como el de Almada, y le falta mucho para tenerlo, Pachuca necesita que su gente entienda este deporte con más conocimiento, entrega y agradecimiento, eso que se requiere para llenar estadios.
Alfonso E. Robles
