La provincia de Aleppo, hasta ahora bastión opositor en la guerra civil de cinco años, está cerca de ser tomada por el gobierno de Bashar al-Assad, que en los últimos días ha cortado la última ruta segura de suministro a las áreas rebeldes.

Alrededor de 70 mil personas ya han huido hacia la frontera con Turquía tan sólo desde el viernes.
Y es que el intenso asalto a la ciudad al norte de Siria, donde 400 mil personas viven en zonas bajo control de la oposición, podría convertirse en una de las peores crisis humanitarias en una guerra de casi cinco años, ya que, si el gobierno sitia Aleppo, se duplicaría el número de sirios viviendo en esa situación en todo el país.
En otras zonas ya sitiadas, como Madaya y Yarmouk, varios ya han muerto de hambre.
Conquistar la ciudad más grande de Siria antes de que estallara la guerra sería un enorme golpe estratégico para Assad, en un conflicto que ha dejado al menos 250 mil muertos y desplazado a 11 millones de personas de sus hogares.
Ante lo cual países como Arabia Saudí y Bahrein dijeron que están dispuestos a mover tropas terrestres a Siria, a lo que el gobierno de Assad respondió con la advertencia de que cualquiera de esos soldados sólo regresará en un ataúd.