Hace 17 años un hundimiento natural dejó sin hogar a por lo menos 10 familias que habitaban en la calle Peñúñuri, del afamado barrio El Arbolito, en Pachuca; sin embargo, al paso del tiempo aún persiste la incertidumbre sobre si el lugar en donde viven es seguro o está en riesgo.
En octubre de 2005, la vivienda marcada con el número 305 del Callejón 4, de la calle Peñúñuri, presentó un hundimiento en su suelo, mismo que se acrecentó a más de 15 metros de diámetro y 10 de profundidad.
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Ello obligó a que 10 viviendas, incluso algunas con más de 50 años de existencia, fueran desalojadas y derrumbadas, ya que en una primera instancia se consideró a la zona como de alto riesgo tanto para las afectadas como para las aledañas.
Las familias que fueron retiradas del lugar recibieron una vivienda en el fraccionamiento La Providencia, muy lejos de su barrio, por lo que se desentendieron de sus terrenos desde el hundimiento.
En entrevista con Criterio, María Efigenia Rojas Contreras, conocida como la Güera, relató que desde esos años ha comenzado una lucha tanto con autoridades estatales como municipales, ya que la zona quedó en total abandono.
Pero lo más importante es que la incertidumbre creció en los vecinos, puesto que algunos dictámenes indicaron que el territorio sí es de riesgo, mientras que otros negaban la situación, e incluso se otorgaron permisos de construcción en las zonas aledañas, lo que generó más dudas en los habitantes.
Actualmente, la zona donde antes estaban esas 10 viviendas luce abandonada, desolada, solo con los restos de lo que eran bardas perimetrales y tres lámparas adornan el corredor que permite el paso entre los baldíos.
Con tristeza, la Güera lamenta que a raíz de ese fenómeno los terrenos se ocupen como basurero, como depósito de escombros o incluso como refugio de personas en situación de calle, problemáticas que, dijo, trata de evitar porque siempre está pendiente de la zona, pues vive en una esquina cercana al lugar.
Ante esa situación, Rojas Contreras, al igual que otros vecinos inconformes, exigen a las autoridades aclarar el estado del lugar, que este año fue nombrado el primer Barrio Mágico de la entidad.
A manera de solución, la mujer, quien dijo llevar “toda una vida” residiendo en El Arbolito, planteó un proyecto para convertir esos predios abandonados en una zona de recreación, con canchas deportivas y un parque para evitar que los jóvenes caigan en adicciones.
De igual manera, con un escrito dirigido al subsecretario de Protección Civil estatal, Francisco Quijas Cruz, piden que se realice un estudio del subsuelo para otorgar certeza a los habitantes del barrio que sus viviendas se encuentran en un lugar fuera de peligro, o bien, prevenir otros riesgos a futuro.
Luis Godínez | Pachuca