Pumas no tuvo argumentos futbolísticos para pelear por la final de la Copa MX, y la noche de ayer cayó 2-0 ante Juárez, que mostró mayor oficio, contundencia y que además supo aprovechar que se quedó en superioridad numérica.
Se vivió un primer tiempo cerrado, con muchas precauciones de parte de ambos bandos, sin ofrecer el espectáculo que se esperaba.
Juan Iturbe tuvo una clara opción, pero no pudo concretar, pues terminó haciéndose bolas con las piernas.
Cuando se esperaba que los dirigidos por Bruno Marioni abrieran el partido para el complemento y fueran en busca de la final, la zaga se vio rebasada y Leandro Carrijo metió el cuerpo para buscar el espacio, por lo que Rodrigo González lo jaló de la playera y la roja, por segunda amonestación, no se hizo esperar para dejar a los visitantes con 10 hombres.
Por más que el técnico de los universitarios quiso mantener el orden enviando a Pablo Jáquez, para que su defensa no se desfondara, el timonel de Juárez, Gabriel Caballero, le ganó la partida y pidió a sus jugadores más profundidad.
El novel Omar Panuco abrió el marcador al minuto 64’, luego de ganarle por velocidad a los defensores y no dudó para perforar el arco de Alfredo Saldívar, quien estuvo como titular, a pesar de que todo el torneo de Copa Miguel Fraga había estado bajo los tres palos.
Luis Alberto Flores no perdonó al 84’ y puso el 2-0 para enfilar a los Bravos a una final a la que llegan con toda justicia y en la cual enfrentarán al América, equipo al que eliminaron el torneo pasado en la ronda de octavos por la vía de los penales.
Alejandra Benítez I Agencia Reforma
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