En el Mundial todo es vendible para la FIFA y por ello el organismo no permite que nadie le meta un gol promocionando marcas que no se hayan caído con la respectiva plata.
La cosa está tan cañona que ni los equipos se salvan del ojo escrutador del organismo rector del futbol. Incluso el Tri, en los reconocimientos oficiales de cancha, entrena con playeras libres de publicidad debidamente aprobadas por el organismo desde febrero pasado.

De hecho, me cuentan que un lote de camisetas no obtuvo el visto bueno de la FIFA y de plano el equipo tuvo que guardárselo “para la colección”.
Imaginen qué tan estricto es el asunto, que a pesar de que la Selección Mexicana es patrocinada por uno de los sponsors oficiales de este Mundial, los jugadores no pueden llegar al estadio bebiendo en la botella de dicha marca, sino que tienen que vaciar el líquido en una de las que cumplen con las medidas ya avaladas por doña FIFA.

La Jaula de Oro

Si bien es común que el grueso de los jugadores de Tricolor den uno que otro paseo por las ciudades que visitan, en Moscú está siendo un poco complicada esta posibilidad.

Y es que a pesar de que los seleccionados gozan de todas las comodidades en el búnker del Dynamo Moscú, parecen condenados al encierro “por culpa” de los miles de mexicanos que han viajado a Rusia, (se calculan 45 mil, más los que se acumulen esta semana), lo cual hace que sea hasta peligroso querer llevar a los jugadores a recorrer la Plaza Roja y sus alrededores.

Con decirles que cuando pasa por ahí alguno de los exseleccionados que andan de comentaristas, se arma todo
un alboroto.

Imagínense qué pasaría si uno de los seleccionados tiene el atrevimiento de asomarse por ahí.

San Cadilla