El nuevo gobierno brasileño del presidente interino Michel Temer enfrenta su primera crisis tras las revelaciones publicadas ayer por la prensa de que uno de sus ministros más influyentes, Romero Jucá, titular de la cartera de Planificación, habría actuado para frenar investigaciones sobre corrupción.

Jucá, uno de los articuladores con la oposición del juicio político contra la presidenta, Dilma Rousseff, suspendida de sus funciones por 6 meses, habría sido grabado mientras hablaba con un investigador de la Operación Lava Jato sobre los desvíos en Petrobras y evocaba la necesidad de “limitar” las investigaciones.
En los diálogos revelados este lunes por el diario Folha de Sao Paulo, Romero Jucá evoca con el exsenador Sergio Machado –investigado en la Lava Jato- la necesidad de “frenar la sangría” que representa para la élite política las investigaciones de la policía derivadas de la trama Petrobras.
Las grabaciones, en las que Jucá incluso evoca la implicación del líder de la oposición, Aécio Neves, en eventuales tramas de compra de votos, así como diálogos con magistrados de la Suprema Corte, se produjeron en marzo, semanas antes de que la Cámara de Diputados de Brasil votara el inicio del proceso de juicio político contra Dilma Rousseff.
Jucá, investigado ya por su eventual implicación en la recepción de propinas procedentes de empresas suministradoras de servicios y bienes a Petrobras, dijo este lunes en una rueda de prensa que no piensa dimitir y aseguró estar “muy tranquilo” en cuanto al tema de las grabaciones.
“No tengo relación con las cuestiones con las que me relacionan”, dijo Jucá, que aseguró que, contrariamente a lo revelado en los diálogos, “apoya la Lava Jato”.