Manuel M. Ponce, el creador de la canción mexicana moderna
 
Hace (102) meses
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El compositor y músico mexicano Manuel María Ponce Cuéllar es recordado como un luchador incansable por rescatar los sonidos tradicionales de la música popular mexicana, para trasladarlos a las salas de concierto y que así la música hecha en el país alcanzara el reconocimiento mundial.

El primer compositor mexicano de música popular que logró promocionar su obra en el extranjero murió el 24 de abril de 1948, dejando tras de sí un importante acervo musical que hoy puede apreciarse, por ejemplo, en la Fonoteca Nacional.

Nacido en Fresnillo, Zacatecas el 8 de diciembre de 1882, fue el menor de 12 hijos del matrimonio entre Felipe de Jesús Ponce y María de Jesús Cuéllar, con quienes luego se mudaría a Aguascalientes.

Su hermana Josefina, que era pianista, se dio cuenta de la rapidez con que aprendía Manuel y a la edad de seis años comenzó a darle clases de piano y al poco tiempo fue capaz de interpretar piezas como “La Zacatecana” y “Amor secreto”.

Recibió clases del maestro Cipriano Ávila y en 1897 se desempeñó como organista del templo de San Diego, en Aguascalientes.

En 1900 se mudó a la Ciudad de México e ingresó al Conservatorio Nacional de Música donde permaneció tres años, ya que regresó a Aguascalientes para impartir clases en una academia de música local y después viajó a Guadalajara y a San Luis Potosí para dar sus primeros conciertos.

Continuó sus estudios en el Liceo Musical de Bolonia, en Italia, donde recibió clases de los maestros Enrico Bossi y Luigi Torchi y de 1906 a 1908 se trasladó a Alemania para perfeccionar sus conocimientos en el piano con el maestro Martín Krause.

De regreso a México se dedicó a dar clases de Piano e Historia de la Música en el Conservatorio Nacional, sustituyendo al maestro Ricardo Castro.

De acuerdo con información del sitio “tierra.free”, en 1912 el compositor mexicano realizó un memorable concierto de música popular mexicana en el Teatro Nacional, con el que escandalizó a los fervientes defensores de la cultura europea, pero también logró constituir una parte fundamental de la historia de la canción nacional.

Las obras de dicho concierto contenían características que se consideraban genuinamente mexicanas, iniciando así el movimiento nacionalista de la música, por el cual Ponce es considerado el padre del Nacionalismo Musical Mexicano.

El oriundo de Zacatecas concibió la idea de que los compositores mexicanos debían inspirarse en la música y los cantos de su país, trabajando con las canciones populares hasta embellecerlas y volverlas piezas artísticas que alcanzaran un refinamiento, evitando así lo vulgar, lo feo y lo despreciable.

Para 1915 viajó de nueva cuenta, esta vez a La Habana, en compañía del poeta Luis G. Urbina, donde dio clases de piano y colaboró en algunos diarios. Volvió al país y se casó con Clementina Maurel en 1918, mismo año en el que fue nombrado director de la Orquesta Sinfónica de México.

El conocimiento, cultura y estilo romántico que adquirió en Europa le permitieron desarrollarse como un compositor dedicado a crear piezas que combinaban sus nuevas cualidades con el folclor mexicano, lo cual le valió ser calificado de controvertido e innovador.

Retomó su cátedra de piano en el Conservatorio y fundó una nueva, dedicada al estudio del folclor nacional. Sus esfuerzos le valieron ser nombrado director del Conservatorio Nacional.

Fundó y dirigió la Revista Cultural Musical de 1936 a 1937. Escribió numeroso artículos y ensayos que fueron recopilados de manera póstuma en el libro “Nuevos escritos musicales”.

Para 1945 fue nombrado director de la Escuela Nacional de Música, de acuerdo con la biografía que publica el sitio de la Sociedad de Autores y Compositores de México.

Ponce escribió música para diferentes instrumentos, música de cámara y para orquestas, siendo sus obras para piano mucho más numerosas. No obstante, la música para guitarra es considerada parte esencial de su repertorio con obras como “Sonatina Meridional” y su “Concierto del Sur”, dedicado a su entrañable amigo Andrés Segovia.

“Thème variè et Finale”, “Sonata III”, “Sonata clásica”, “Sonata romántica”, “Preludio en mi menor”, “Variaciones y Fuga sobre ‘La Folia'”, “Cuatro piezas para guitarra: Mazurca, Vals, Trópico y Rumba” y “Balada Mexicana”, son parte de su obra.

También son de su autoría “Elegía de la ausencia”, “Scherzino Maya”, “Preludio y fuga para la mano izquierda”, “Danza del sarampión”, “Romanza de Amor” y canciones como “La barca del marino”, “Trigueña hermosa”, “Para amar sin consuelo”, “El desterrado” y “Yo mismo no comprendo”, entre muchas más.

Su valiosa promoción de la música mexicana con piezas como “Estrellita”, “A la orilla de un palmar”, “Alevántate”, “La Pajarera”, “Marchita el alma” y “Una multitud más”, le otorgó el valioso título de “Creador de la canción mexicana moderna”.

Asimismo, fue el primer compositor mexicano de música popular que logró difundir su obra en el extranjero, logrando colocar sus piezas dentro del repertorio de las principales orquestas del mundo y de numerosos cantantes.

Tras su muerte, en 1948, sus restos fueron trasladados en 1952, a la Rotonda de los Hombres Ilustres del Panteón de Dolores.

La Sociedad de Autores y Compositores de México rindió homenaje a Manuel M. Ponce a través del reconocimiento póstumo “Juventino Rosas”, en 2010.

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