Una roca de aproximadamente tres metros de diámetro por un metro de altura, que se desprendió del cerro de la colonia La Cañada y deslizó por la calle Gómez Farías, impactó cuatro vehículos estacionados en el lugar.

Este siniestro, que ocurrió ayer a las 15:20 horas, se registró tras una lluvia torrencial que, según el director de Bomberos y Protección Civil (PC) de Tulancingo, Jesús García Ávila, pudo provocar el reblandecimiento del terreno y el desprendimiento del peñasco.

Al sitio de la contingencia se trasladó el alcalde Fernando Pérez Rodríguez, así como los titulares de las secretarías de Desarrollo Urbano, Servicios Municipales, Comisión de Agua y Alcantarillado del Municipio de Tulancingo (CAAMT) y otras dependencias, quienes supervisaron la zona para ubicar o descartar otros puntos
de riesgo.

Trabajadores emplearon maquinaria pesada para el retiro de la roca. Las autoridades sólo reportaron pérdidas materiales, no hubo víctimas.

Desde hace décadas, vecinos han externado su preocupación por la presencia de rocas ubicadas en la cúspide de las colonias La Cañada y Huapalcalco. También han advertido que de llegar a deslizarse embestirán las casas situadas cuesta abajo.

En junio de 2009, durante la administración del ahora diputado federal Jorge Márquez Alvarado, expertos del Servicio Geológico Mexicano (SGM) realizaron la supervisión de los peñascos de aproximadamente diez metros de altura y seis de ancho, apenas sostenidos por otras rocas de
menor dimensión.

De esa supervisión para determinar el grado de peligrosidad de las piedras derivó un dictamen que estableció que, por su ubicación y tamaño, las rocas deberían ser retiradas o en su caso aseguradas para evitar riesgo a los habitantes de la zona.

El SGM sugirió entonces la contratación de una empresa especializada para que, previo estudio, estableciera las acciones respecto al destino final de los peñascos; sin embargo, a ocho años nada
se ha hecho.

La zona se encuentra densamente urbanizada. Por sus dimensiones, en La Cañada hay inmuebles ubicados a escasos metros del peñasco, lo que representa un riesgo para quienes habitan
en la región.