· 
Hace (75) meses
Ibargüengoitia y las elecciones
Compartir:

Por si usted no se ha enterado estamos ya en temporada electoral (bueno, los abogados dirían en pretemporada) y de no haber sucedido aquel trágico accidente, el 22 de enero Jorge Ibargüengoitia quizá hubiese cumplido 90 años. En sus artículos de Excélsior escribió sobre el mar y los pescaditos, es decir, sobre lo que quiso y pudo, y lo hizo con desparpajo y espíritu lúdico. Las elecciones no le fueron ajenas. Con humor y hasta sorna, de manera sutil y transparente, pero con un rigor lógico impecable, se asomó a los comicios. Veamos una pequeña muestra.

1. Tipos de votantes: “El primero es un señor que tiene preferencia por alguno de los partidos…No importa que esta preferencia tenga motivos egoístas -el señor vive del presupuesto…-, personales -le simpatiza alguien…-, imaginarios -cree que las casillas tienen ojos y que si lo ven votando por un partido de oposición pierde el empleo-, idealistas -cree que los de Acción Nacional (o de cualquier otro partido) son pura gente decente y honrada…-, etc. Va a la casilla y vota…

“El segundo ciudadano es un señor que no tiene preferencia por ningún partido, pero considera que las elecciones son una práctica válida y benéfica -aunque haya quien tiene amarrado el gane-, puesto que al votar por cualquiera de los partidos de oposición se le recuerda al gobierno que no todos los ciudadanos están dormidos ni aplaudiendo ni queriendo entrar en la repartición de sopa…Entra en la casilla y pone la cruz donde sea, menos donde dice PRI.

“El tercer ciudadano tiene una opción más difícil. Considera que en el momento en que cruza el umbral de la casilla se está haciendo personaje de una farsa en la que no quiere participar”. El problema es que si no vota “por principio se confunde con los millones de individuos que no votan por apatía…Pero si…vota y arruina el voto…se confunde en cambio con los millones de tontos que arruinaron su voto por accidente”. (2-7-76).

2. Criterio para la elección: “Votar es expresar una opinión. No hay que dejarse llevar por partidos, porque en todos los partidos hay imbéciles. Hay que elegir las personas”. (2-1-70).

3. No deberían tener derecho a votar: 1) “Todas las personas que tienen licencia de manejar” porque “el sesenta por ciento de los conductores mexicanos no ven a los peatones. El cuarenta por ciento restante parte de la suposición de que éstos son agilísimos y tienen nervios de acero”, 2) “toda persona que crea que todo el mundo quiere oír la radio de transistores que lleva en la mano”, 3) “todo aquel que piense que sus hijos son maravillosos y que no importa que le chupen el dedo pulgar al señor que va en el camión, parado enfrente o sentado al lado”, 4) “todo el personal de la Dirección de Tránsito…por haber elaborado un reglamento en que se parte de la suposición de que los peatones no existen”. (9-1-70).

4. Su vocación política. “Quisiera que los representantes de algún partido, de preferencia el mero mero, llegaran un día a mi casa y me dijeran. -Señor Ibargüengoitia, después de mucho deliberar, lo hemos escogido a usted para que sea candidato a diputado de nuestro partido por el N distrito. Nada me daría más gusto que negarme”. (19-5-70).

5. Dos enseñanzas: “La primera es que no hay bien que dure cien años, ni cuerpo que lo resista. Pensemos, para edificarnos, en los funcionarios. En todos los que ahora están haciendo maletas, abriendo cajones, buscando en los archivos los documentos que más conviene que desaparezcan…en todos aquellos que el día primero de diciembre tendrán que escribir, con todo el dolor de su corazón, la renuncia. En la vergüenza que van a pasar cuando ésta sea aceptada. Imaginémonos quitando del escritorio el retrato de la esposa amada, sacando del escondite las pantuflas y de la consola, el destapador; imaginémoslos estrechando la mano de doscientos cincuenta empleados o, peor todavía, escuchando de boca del sucesor, las palabras fatales: -Yo hubiera querido que usted se quedara, licenciado, pero no fue posible… La otra enseñanza es que, francamente, no estamos para comprender desgracias ajenas”. (19-5-70).

6. Duda. “No sé qué pensar. Si es peor que la gente viva sintiéndose abandonada, a que llegue a concebir esperanzas para después verlas defraudadas”. (30-6-70). (Instrucciones para vivir en México. Joaquín Mortiz. 1990).

Compartir:
Etiquetas:
Relacionados
title
Hace 8 minutos
title
Hace 47 minutos
title
Hace 1 hora
title
Hace 1 hora

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad