Crisis humanitaria
 
Hace (58) meses
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Aunard de la Rocha

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Esta semana se conmemoró el Día Mundial de los Refugiados y la Agencia de la ONU para los Refugiados dio a conocer su informe de tendencia mundial 2018. En él, se observa que a nivel mundial en los últimos años ha crecido la cantidad de gente desplazada de sus países, pasando de 43.3 millones en 2009 a 70.9 millones el pasado año. Resalta en este informe el aumento de venezolanos que buscan asilo en otros países, entre los que se encuentra el nuestro. Para los que vivimos en México, esta oficina de las Naciones Unidas ha pasado desapercibida y el tema de refugiados no ha sido algo que nos haya preocupado. Estamos acostumbrados a ver en las noticias los problemas de los refugiados de países como Siria o del continente africano y nunca pensamos que esta problemática pudiera surgir en el nuestro, en nuestras fronteras. En las últimas semanas, hemos sido testigos de la presión que nos puso el vecino del Norte para que se tomaran cartas en el asunto. Más allá de cuestionar si estuvo bien o no a lo que se comprometió el gobierno de nuestro país, la realidad es que el flujo de migrantes se salió de control. En lo que va del 2019, el Gobierno de México, según cifras del Instituto Nacional de Migración, ha emitido 21 mil 400 tarjetas de visitantes por razones humanitarias, siendo que en el 2018 en todo el año fueron 14 mil 819; en solo cuatro meses se han incrementado en 44 por ciento. Según el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, en mayo, más de 144 mil personas cruzaron ilegalmente la frontera entre ambos países, el propio secretario del Departamento dio a conocer que en el mes de abril se detuvieron a 109 mil personas. El problema que existe es que son tantas las personas que quieren irse a vivir a Estados Unidos que el propio país no cuenta con la infraestructura para atenderlos y tampoco cuenta con las instalaciones para cuando los detiene, ya que existen lugares, como el Paso Texas, diseñados para alojar a 125 detenidos y tienen a 900, lo que se traduce a problemas incluso de tipo sanitario. Conociendo lo anterior, podemos imaginar el gran reto que tendrán nuestras autoridades y la magnitud del presupuesto que se va a requerir para hacer frente a los compromisos adquiridos, ya que Estados Unidos anunció esta semana que no tramitará ningún asilo hasta dentro de un año. Esto se va a traducir en miles de centroamericanos que se quedarán en nuestro país en espera de ser atendidos o con la esperanza de lograr algo. Asimismo, se convierte en un escenario muy complejo, porque habrá que apoyar a estos ciudadanos para que cuenten con los servicios básicos de salud, alimentación, seguridad y todo lo que vayan necesitando. Tenemos que reconocer que, afortunadamente, nuestro gobierno ya se acercó a las Naciones Unidas para solicitar apoyo en este tema. Sería muy bueno que, además de lo que se pueda hacer con este organismo internacional, nuestro gobierno aproveche los lazos existentes con Alemania para poder aprender de lo que ellos hicieron con la llegada de miles de personas que huyeron de la guerra en Siria. Ahora sí estaremos frente a la capacidad de respuesta del gobierno ante lo que, a simple vista, pareciera que puede convertirse en una crisis humanitaria.

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