Cada hora en Hidalgo al menos tres mujeres padecen algún tipo de maltrato y discriminación y lo más grave es que una de esas mujeres es indígena.
Porque parece que es un pecado ser mujer y ser indígena, como si esa simple condición le colocara a las mujeres una etiqueta de autorización para golpearlas, humillarlas o incluso en hacerlas objeto de intercambio como mercancía.Hoy es el día de la Cero Discriminación y todo parece indicar que a pesar de los discursos y en algunas ocasiones los esfuerzos por rescatar a las mujeres indígenas de la marginación y la humillación, de plano no hay forma de resolver ese lastre centenario. En diversas ocasiones se ha documentado el maltrato de que son objeto sobre todo las mujeres que habitan en las comunidades más apartadas de la entidad.
Se ha cuestionado el hecho de que en algunas poblaciones eminentemente indígenas las mujeres son entregadas por sus padres al hombre quien las eligió incluso sin conocerlas y luego de diversas negociaciones, con una buena dotación de cervezas, pan, quizá algún animal de granja, dinero y hasta ropa, estas mujeres son intercambiadas, negándoles el derecho humano de acceder a la educación, incluso a la salud.
Es curioso pero esos usos y costumbres que para personas ajenas pudieran parecer aberrantes, son defendidos a ultranza por activistas que aseguran que habría que vivir en las comunidades para conocer la realidad que a diario padecen las mujeres y sobre todo las niñas y adolescentes.
Argumentan que son las familias agobiadas por la pobreza, quienes prefieren entregar a las hijas para tener una boca menos que alimentar. Ante tales explicaciones se debilitan los argumentos y no hay forma de refutar verdades tan contundentes. Que se chinguen las mujeres, total son personas de menor valor según las costumbres de algunas comunidades, así que ahora que se celebra el Día de la Cero Discriminación, cuáles serán los discursos que las autoridades pueden pronunciar en tan importante acontecimiento.
Cuando menos en Hidalgo esta discriminación disfrazada de usos y costumbres es una asignatura pendiente y que no se ha podido acreditar porque con tal de no molestar a los lideres para ir tratando de modificar dichas conductas, sobre todo con educación, en nombre de un respeto mal entendido, las condiciones de sometimiento, de humillación y discriminación se perpetuán. Por décadas estas prácticas han permanecido inamovibles, pareciera que es en estas localidades el tiempo no ha pasado y sin embargo ni los adelantos tecnológicos, ni las comunicaciones tan avanzadas han logrado desarraigar esas conductas que degradan a quien las ejerce y sobre todo a quien las recibe.
Así que en este día de la Cero Discriminación más que festejos, habría que analizar qué estamos haciendo mal y dejar de lado los bonitos pero huecos discursos y trabajar en acciones que por fin acaben con esas clasificaciones de ciudadanos de primera y de segunda.
Y que quede claro, no es cuestión de que algún politiquillo lo tome como bandera, comencemos todos por educar a nuestros hijos en el respeto hacia todos incluyendo a las mujeres.
APUNTES FINALES
Felicidades al grupo organizador del Festival Taxadhó Los espejismos de Buñuel en el Mezquital, que sin duda se está convirtiendo en un referente del nivel cultural que existe en la región Hña Hñu, festival que por cierto nuestro querido Ramsés apoyó incondicionalmente.
Lo malo es que ahora el alcalde en su prisa de hacer obras y quedar bien, quiere destruir árboles centenarios para poner un techado sin tomar en cuenta a la comunidad. Lo que hace la urgencia de poder, seguro hasta ahora le caen bien los de Taxadhó.
Un abrazo a las familias de mi querido Ramsés y de Paquito Alducin. Nunca los olvidaré.
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@berthaalfaro
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Éste artículo aparece en la página 3 de la sección Lobby, en la edición impresa del diario Criterio, con fecha del miércoles 2 de marzo de 2016.
