Divorcios
 
Hace (96) meses
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Jactancio Narcícez, hombre ególatra, pagado de sí mismo, le dijo a Rosibel: “En conjunto no estás del todo mal, muchacha. Tu cabellera rubia se asemeja al Sol que en la mañana asoma por oriente; tu  frente nívea imita las enhiestas cumbres de los volcanes de mi patria; tus labios me recuerdan los corales submarinos; tus dientes son perlas de Ofir; tu cuello es de gacela; tus senos de marfil y rosa son como aquellos que ensalzó en el Cantar de los Cantares el poeta enamorado de la sulamita; tu cintura cimbreante de palmera se enancha en grupa de yegua arábiga; tus piernas, alabastro y mármol, tienen como invertido capitel esos pies tuyos, pequeños como alfileteros donde el rendido bardo dejó clavado su ardiente corazón. ¿Vamos a un motel?”. Respondió Rosibel con laconismo: “No”. “Está bien -dijo Jactancio, desdeñoso-. De cualquier modo no me gustas: hablas demasiado”… Una comisión de vecinos del edificio visitó a don Chinguetas. Le dijeron: “La vecina del 14 enviudó, y quedó en situación económica difícil. Hemos organizado una rifa y venimos a que nos compres un boleto”. “No tiene caso, amigos -responde él tristeza-. Ustedes conocen a mi esposa Macalota, y saben que aunque me sacara a la vecina no me dejaría traerla la casa”… La mamá de Rosilita le pidió: “Rézale todas las noches al Niñito Dios para que te mande un hermanito”. Poco después la señora quedó embarazada, y al paso de los meses dio a luz trillizos. “¡Caramba! -se consternó Rosilita-. ¡Debo haber rezado muy fuerte!”. Dos cosas perturban a los estudiosos de la sociedad, entre otras muchas cosas que a los estudiosos de la sociedad perturban. La primera es el creciente número de embarazos entre adolescentes; la segunda es el aumento en la tasa de divorcios. Yo, aprendiz de todo y oficial de nada, no soy estudioso de la sociedad, pero creo entender que el primer problema, el de los tempranos embarazos, se debe a falta de educación sexual integral y de una política pública audaz que sirva para evitar que se embaracen -es decir que sean embarazadas- muchachitas que apenas han dejado de ser niñas. Sugiero que así como en la escuela primaria se reparten libros de texto gratuitos, en la secundaria se distribuyan gratuitamente pastillas anticonceptivas y condones. Hacer tal cosa no sería alentar la promiscuidad -una adecuada orientación sexual en la escuela y el hogar evitaría eso-, sería actuar con valentía para impedir que haya tantos problemas y tantos sufrimientos. El aumento en el número de divorcios  tiene su origen principal en factores de orden económico. La bolsa, y no la cama, es el motivo de la mayor parte de los conflictos entre esposos. También para el matrimonio se necesita orientación, a fin de que los novios no lleguen a él desorientados. Los exámenes prematrimoniales deberían incluir preguntas sobre el precio de los frijoles, la leche y las tortillas. Y es que donde come uno ya no comen dos. Que lo que Dios ha unido no lo separe el hambre. La maestra preguntó: “El sustantivo ‘locomotora’ ¿es masculino o femenino?”. Pepito respondió sin vacilar: “¡Masculino!”. “Te equivocas, -lo corrigió la maestra-. ‘Locomotora’ es palabra femenina”. “¿Cómo? -fingió sorpresa el tremebundo infante-. ¿Y qué el pito no cuenta?”. Babalucas salió de su casa vestido de esmoquin. El vecino le preguntó: “¿A dónde vas tan de etiqueta?”. Respondió el pavitonto, orgulloso: “A la graduación de mis lentes”… El ebrio le dijo al cantinero: “Necesito su ayuda, distinguido. No me puedo hallar la cajetilla de cigarros”. El hombre le buscó en la bolsa de la camisa y se la dio. “Necesito su ayuda otra vez, mi estimado- volvió a decir a poco el azumbrado-. No puedo encontrarme el encendedor”. El cantinero le buscó en las bolsas del saco y se lo entregó. A la hora de pagar dijo de nueva cuenta el temulento: “Ayúdeme por favor, caballero. No puedo encontrarme la cartera”. El cantinero le hurgó en los bolsillos del pantalón y se la dio. Pagó el beodo y se encaminó al baño. Un minuto después apareció en la puerta y le gritó con tartajosa voz al tabernero: “¡Amigo! ¡Otra vez estoy necesitando su ayuda!”… FIN.

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