El Hospital de San Juan de Dios
 
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En virtud de que el próximo 3 de marzo, se cumplirán 150 años de la apertura del Instituto Literario y Escuela de Artes y Oficios convertido 92 años después en la actual Universidad Autónoma de Hidalgo, las siguientes cuatro entregas a este prestigiado diario, se dedicaran a recodar los momentos más importantes de la historia de esa que es, nuestra máxima Casa de Estudios.

No obstante que desde finales del  siglo 16 se tiene noticia de la existencia en Pachuca de diversos practicantes de la medicina, llámense cirujanos, flebotomistas o médicos, lo cierto es que su actividad se efectuaba en  forma por demás  precaria, en gabinetes medianamente adaptados para simples auscultaciones y rara vez dispuestos para curaciones mayores, como las que recurrentemente se requerían en esta comarca, dada la alta incidencia de accidentes de trabajo en las minas.

Fue por ello que autoridades y vecinos de este Real, elevaron  a principios de 1725, petición formal al entonces virrey de la Nueva España, Juan de Acuña,  Marqués de Casa Fuerte, a fin de que otorgara socorro y licencia para el establecimiento en Pachuca de un hospital administrado por  la Orden de San Juan de Dios. Para tal efecto, el Alcalde Mayor Marcos de Tapia, ofreció la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe y los terrenos adjuntos, que donara el capitán Francisco de Luzón y Ahumada para el establecimiento en Pachuca de la orden Jesuita –cosa que no pudo concretarse en razón de la expulsión de sus miembros el 25 de julio de 1767–  Aprobada la licencia virreinal, se obtuvo el permiso respectivo del señor Arzobispo de México fray José de Lanciego y Eguilaz” y la anuncia de los superiores de la orden Juanina, por lo que los trabajos para su edificación se iniciaron de mediato.

Las noticias proporcionadas por la Gaceta de Francisco Sahagún  de Arévalo, en 1728, permiten conocer el grado de avance en la construcción del nosocomio y los adelantos en la demolición y reedificación del templo de nuestra Señora de Guadalupe, que debió concluirse hacia 1750, aunque las obras para la edificación de nuevas salas continuaron hasta los primeros años del siglo 19. Durante ese lapso, el hospital se mantuvo con las limosnas de los fieles e importantes aportaciones de don  Pedro Romero de Terreros Conde de Regla y de sus  hijos así como del arzobispo de México don Francisco Lizana y Beaumont , quien construyó de su peculio, una amplia crujía para la atención mujeres, que tanta falta hacia entonces.

Imposible seria valorar en su exacta magnitud los servicios proporcionados por enfermeros, médicos traumatólogos y personal religioso, a quienes victimas de alguna de las frecuentes epidemias que azotaron  a Nueva España, fueron recluidos en los pabellones del hospital Juanino para someterse a la cura de la peste; pero ante todo los cientos mineros accidentados, salvados o ayudadlos a bien morir.

Todo pareció terminar para el hospital en 1820, cuando al entrar en vigencia la Constitución de Cádiz, se estableció la prohibición a las órdenes religiosas para  otorgar servicios hospitalarios, obligación que fue trasladada a los Ayuntamientos de a cada jurisdicción. No tardó en llegar esta disposición al hospital de Pachuca, sin embargo y gracias a un valioso documento hallado y paleografiado por el historiador hidalguense Héctor Samperio Gutiérrez, hoy se sabe que el hospital permaneció en funciones,  hasta los años de 1835 o 1836 en que el último Prior, Fray Agustín de Melgarejo, falleció.

De conformidad con este documento, después de 1820, el hospital continuó brindando servicios a través de varios hermanos de la orden, que no obstante haberse suprimido en la República, permanecieron aquí hasta el 1836 en que a la muerte del padre Melgarejo, el inmueble fue abandonado, aunque el templo se mantuvo abierto debido a la devoción de algunas personas.

Finalmente el  2 de octubre de 1851, gracias al pago de una fuerte cantidad que cubrió el dueño de la hacienda de Coscotitlan (hoy Cuesco) y otra otorgada por la Compañía Mexicana Aviadora de Minas, el  hospital, abrió nuevamente sus puertas, pero ahora bajo la administración del Ayuntamiento Municipal y permaneció en este lugar administrado por el Dr. Antonio Melgarejo (sobrino del último prior Juanino) hasta mediados de abril de 1863, en que se trasladó este nosocomio municipal al Colegio (de San Francisco), donde brindo servicios hasta 1940, año en que se inauguró el antiguo hospital Civil del jardín Pasteur.

En tanto, las antiguas instalaciones del hospital de San Juan de Dios, fueron ocupadas entre 1864 y 1867, como cuartel de las fuerzas invasoras francesas, austriacas y Belgas, más tarde en 1869, el inmueble fue donado por el gobernador Juan Crisóstomo Doria al Instituto Literario y Escuela de Artes y Oficios hoy Universidad Autónoma de Hidalgo que readaptado y remodelado recibió a la institución escolar el 5 febrero de 1875, fecha a partir de la cual ha sido ocupado por la Máxima Casa de Estudios del Estado  –actualmente es sede del Centro Cultural Universitario y de las oficinas alternas de la Rectoría–  y se mantiene en perfecto estado.

La fotografía que ilustra este artículo es una panorámica de la ciudad hacia 1874, en cuyo margen superior izquierdo se aprecia la Capilla de Guadalupe hoy salón de actos  Baltasar Muñoz Lumbier y parte del que fuera Hospital de San Juan de Dios.

 

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