Meade, el consejero improbable de la 4T
 
Hace (53) meses
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José Antonio Meade está más cerca del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador de lo que se piensa.

Desde la etapa de transición y durante el primer año de la administración, el excandidato presidencial del PRI ha sido asesor del secretario de Hacienda, Arturo Herrera, y del canciller, Marcelo Ebrard.

Sus consejos casi siempre pasan por el visto bueno del presidente, quien no ve con malos ojos que el exsecretario de Hacienda y excanciller del gobierno de Enrique Peña Nieto asesore a Herrera y a Ebrard en asuntos torales, como la reestructura financiera de Pemex o la relación bilateral con Estados Unidos.

“Nadie (de los funcionarios actuales o exfuncionarios) tiene los contactos y las relaciones que tiene Pepe”, dice uno de los amigos del también exsecretario de Desarrollo Social. Esta habilidad para el networking han convertido a Meade en una persona imprescindible para el nuevo gobierno, sobre todo ante los tumbos que ha dado en varias de sus decisiones y estrategias de gobierno.

Ni siquiera que a Meade se relacione también con el PAN y con el actual villano favorito del presidente: el exmandatario Felipe Calderón. “Actúa de buena fe, quiere contribuir a la Cuarta Transformación del país”, ha llegado a decir Andrés Manuel López Obrador.

El banderazo para acercar a Meade al nuevo gobierno lo dio el propio López Obrador cuando en reunión celebrada el 3 de agosto de 2018, en su casa de transición, le retiró el mote de ‘indeseable’.

“Es una persona decente, buena y honorable”, dijo AMLO del exfuncionario peñista y calderonista, quien con barba y bigote mostraba para ese entonces una imagen muy diferente a la difundida durante la campaña electoral, como si buscara borrar ese pasado.

No pasaría mucho tiempo para que Ebrard, todavía en transición, entrara en contacto con Meade; lo hizo en búsqueda de asesoría que incluyó también reuniones en cafés de la colonia Roma con Patricia Espinosa, encargada de la política exterior en los tiempos de Felipe Calderón.

Con el inicio del sexenio, y contrario a las expectativas de la propia Cancillería, las responsabilidades de Ebrard fueron creciendo dentro de la administración pública y con ello la dependencia hacia el funcionario transexenal, José Antonio Meade.

Se sabe, por ejemplo, que la estrategia para renegociar la deuda de Petróleos Mexicanos fue operada casi en su totalidad por Marcelo Ebrard y por supuesto surgió de la mente financiera de Meade.

El hecho se evidenciaba con la presencia y protagonismo del canciller en el anuncio conjunto del plan financiero con los representantes de J.P. Morgan, HSBC y Mizuho Security; esto ante un Carlos Urzúa que empezaba a mostrar incomodidad por las injerencias externas a su Secretaría de Hacienda.

Según empresarios del sector exportador, en junio, durante la negociación que México enfrentó para sortear la amenaza de aranceles de Estados Unidos, Meade encabezó un virtual ‘cuarto de junto’.

Ebrard, encargado de sortear las amenazas de Donald Trump para conseguir un acuerdo de detención del flujo migratorio, informó en tiempo real a su flamante asesor cada detalle de la negociación.

El resultado de esos encuentros son todavía calificados como uno de los mayores logros del actual titular de Cancillería y reconocidos en su momento por el propio Meade, quien a través de su cuenta de Twitter se mostró abiertamente satisfecho por la negociación y por los negociadores.

Pepe Meade, como se le conoce en el ambiente financiero, ha sido también un visitante recurrente a las oficinas de Hacienda en Palacio Nacional y en las alternas, de Plaza Inn, donde Arturo Herrera suele escuchar sus consejos.

Al final, como lo dijo el presidente en una de sus conferencias matutinas, “hay libertad para platicar con todos”.

Parece entonces que la experiencia y capacidad de Meade encontraron cabida en el entorno de la 4T; sobre todo ante la ausencia de figuras que, en el pasado, habían limitado su esplendor, tales como Luis Videgaray y Ernesto Cordero.

Posdata. El dato interesante sobre la injerencia de Meade en el gobierno de la Cuarta Transformación es que ha sido clave para que tanto Ebrard como Herrera se consoliden como las figuras con la mayor fortaleza dentro del gabinete e incluso, en el caso del secretario de Relaciones Exteriores, para que construya su camino hacia una eventual candidatura presidencial.

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