En lo que va de este 2019 la economía del mundo se ha visto afectada por la guerra comercial entre los Estados Unidos y China. El dólar, así como las bolsas de valores, ha tenido impactos directos, sobre todo por la gran incertidumbre que existe por la falta de un acuerdo, o seguirán escalándose las tarifas arancelarias entre ambos países, lo cual, al final, está afectando a los consumidores tanto de un país como del otro.
Todo empezó cuando el presidente Trump anunció que a partir de julio del 2018 comenzarían a aplicar tarifas arancelarias a productos chinos que, en su totalidad, sumaban un aproximado de 34 billones de dólares, lo que condujo a China a responder con la misma cantidad. Gradualmente los norteamericanos han subido el monto total hasta llegar a 200 billones. En el mes de diciembre hubo una pausa en donde estuvieron negociando, pero al no llegar a ningún acuerdo, continuó la aplicación de tarifas tanto de un país como de otro y para el próximo mes se espera que nuestro vecino del norte aumente el monto a 300 billones de dólares e incluirá en los productos a los teléfonos inteligentes, así como ropa. De llegarse a dar esto, veremos un severo impacto en la economía no únicamente de los dos países involucrados sino de muchos otros que tienen inversiones en ambas naciones. ¿De que depende la negociación? La respuesta la podemos encontrar en los resultados que económicamente está teniendo el presidente Trump. Según la estrategia que tenga en la mesa para su reelección será la respuesta para estirar o aflojar los aranceles. Hasta el momento, mucho de lo que él se planteó al principio de su administración lo está logrando como generar más empleos. A medida que presionó a las empresas de que se quedaran e invirtieran en el país, entre otros factores, ha podido incrementar el empleo desde enero del 2017 a julio de este año, lo cual ha presumido en su cuenta de Twitter una y otra vez. Por otro lado, ha incentivado la economía de su país a través del gasto público, tan solo la inversión en construcciones aumentó 1.8 por ciento con respecto al año anterior, lo equivalente a 302 billones de dólares más en este rubro cabe señalar que para la construcción de carreteras destinó 92.6 billones más que el presupuesto anterior. Esto, aunado al incremento en la construcción con recursos privados, le ha permitido fortalecer la economía, con lo que contrarresta un poco los efectos de la exportación e importación de productos. Algunos economistas auguran que el Producto Interno de este país crecerá únicamente 2.6 por ciento y que, derivado de la batalla comercial y lo que está sucediendo en otras economías en el 2020 bajará a 1.9 por ciento. La solución de la batalla se dará cuando los números en materia económica comiencen a declinar, en otras palabras, a costar votos.
Ante este escenario, México debe apostar junto con su vecino a la productividad, el ejemplo ya se dio con lo que se debe de hacer: históricamente hemos visto que cuando a ellos les va bien a nosotros también nos puede ir bien. El Fondo Monetario Internacional nos ha catalogado junto con los países de Latinoamérica como los que menos crecimiento tendremos en los próximos años derivado del tipo de políticas públicas que se están queriendo impulsar en esta parte del continente. Por esta ocasión deberíamos jugar con la estrategia económica del vecino y habrá que estar atentos a las señales que con motivo de la campaña electoral se generen.
