Nos guste o no
 
Hace (59) meses
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Aunard de la Rocha

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En enero del 2017 Donald Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos. Desde el inicio de su campaña utilizó el eslogan Make America Great Again, que en español pudiera traducirse a: Que América vuelva ser grande. A partir de que asumió el poder comenzó a tomar decisiones que desde México podemos calificar como nacionalistas y en donde, efectivamente, todo se centra en empoderar económicamente a su país. Muchas de las estrategias que ha tomado nos han molestado o puesto en situaciones muy incomodas, como aplicar aranceles al acero, el poner sobre la mesa una renegociación del Tratado de Libre Comercio, querer construir un muro en la frontera, aplicar aranceles al jitomate, entre muchas otras que pudieran parecer ocurrencias, pero no lo son. A nivel mundial su discurso no cambia, ha forzado las negociaciones con grandes potencias como China, con quien se ha enfrascado en diversas discusiones, las cuales han derivado en una guerra comercial con este país. Lo que espera lograr es que, a través de proteger la economía, pueda reactivarla. Al interior ha presionado públicamente a empresas emblemáticas como General Motors, Amazon, Harley Davidson entre otras, a que inviertan en su territorio. Estas decisiones han tenido repercusiones directas en nuestro país, como el de la armadora Ford que decidió cancelar una inversión de mil 600 millones de dólares y producir sus automóviles en Estados Unidos. Uno de los ejes de su discurso es revertir la balanza comercial, la cual, hasta el día de hoy, es negativa y básicamente se debe a todo lo que importan principalmente de China. Cabe señalar que detrás de cada decisión existe un interés político para poderse reelegir y por eso no escatima esfuerzos para mandar mensajes como el de migración y el famoso muro o incluso en pasados días exigirle a las farmacéuticas que publiquen los precios de los productos en los comerciales de televisión, comentándoles, que si les da pena decir cuánto cuestan sus medicinas, que las bajen de precio. Poco a poco, conforme avanzan los meses, todas estas decisiones le están generando buenos resultados; al menos ya puede presumir que ha bajado la tasa de desempleo del 4.7 por ciento en el 2017, cuando asumió la presidencia, al 3.6 por ciento en el mes de abril del presente año. De igual manera, aunque se ve prácticamente imposible que revierta el déficit comercial, ya comenzó a mover la balanza a su favor. Otro logro fue el tratado de libre comercio en el cual se cumplen sus expectativas en materia laboral. Mucho se le critica al presidente del país vecino, pero los números le están comenzando a favorecer; nos guste o no su estilo de gobernar, ahí están los resultados a corto plazo y todo ello se debe a que existe una estrategia bien definida y un rumbo bien marcado. Veamos si estos datos se mantienen y si realmente puede continuar creciendo su economía. Lo más importante será ver si estas estadísticas realmente inciden en los bolsillos de los ciudadanos estadunidenses y si al final se traducen en votos a su favor.

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