¿Pa’qué tanto brinco?
 Hace (67) meses · 
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Me cae, que nadie los entiende o, como dijera mi abuela, ¿pa’ qué tanto brinco estando el suelo tan parejo?
Por años el sueño de varios gobernadores de Hidalgo y el de todos sus compadres, familiares y allegados fue que el aeropuerto alterno de la Ciudad de México se construyera en Tizayuca.
Aún se recuerda que Jesús Murillo fue el que tomó en serio el proyecto, nombró en ese entonces a Manuel Ángel Núñez, su Secretario de Desarrollo Económico para que comenzara con los estudios de factibilidad, pero no prosperó, cuando menos no en su sexenio. Luego Núñez Soto le sucedió en la gubernatura y empecinado por lograr que se concretara el sueño para el que ya se habían preparado quienes conformaban su círculo rojo e incluso se hicieron ya las primeras compras de tierras, porque los hombres fuertes del gobierno, al fin y al cabo hombres prevenidos, ya le habían echado el ojo a ese jugoso negocito con la idea de estar listos por si sí y pues nada, que no avanzó el dichoso aeropuerto.
Vino el sexenio de Miguel Osorio y aunque la fiebre de tener un aeropuerto que le diera un nuevo esquema de desarrollo a la zona sur de la entidad aún estaba latente, lo cierto es que no se le puso tanto interés como a la nueva refinería que finalmente resultó toda una tomada de pelo y nos quedamos todos como el chinito, nomás milando.
Paco Olvera también insistió, aunque tímidamente, porque finalmente fue la Ciudad del Conocimiento lo que le llevó gran parte de sus energías, y un proyecto de movilidad que hasta el día de hoy sigue dándole dolores de cabeza a la capital del estado, porque a diario hay quejas y señalamientos que no logran resolver.
Y mientras todo esto ocurría, el presidente Peña anunció el aeropuerto en Texcoco, su proyecto emblemático, la chingonería del siglo y en que curiosamente incluyeron a varios personajes hidalguenses para que aportaran sus conocimientos y experiencia, ya que después de tantos años de estar insistiendo en traer un aeropuerto a Hidalgo, de algo deberían servir, situación que no duró mucho tiempo porque se deshicieron de algunos de esos “especialistas” y el proyecto continuó. Pero la llegada de López Obrador al poder podría cambiar la situación y al menos encender una lucecita de esperanza para Hidalgo.
Y le digo esto porque en los círculos cercanos al presidente electo se habla de cancelar el proyecto del aeropuerto de Texcoco y adivinen adonde podría llegar.
El plan B del gobierno que comenzará a operar el 1 de diciembre es que si no hay acuerdos que le convenzan a López Obrador, el proyecto sufriría cambios sustanciales y no es Santa Lucía donde se instalaría el aeropuerto, sino en Tizayuca.
Es por ello que una de las primeras medidas estratégicas será el cambio de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano a Hidalgo para que se encargue de echar a andar el plan B de mantener a raya a los desarrolladores que amablemente se prestarían a ayudar de manera desinteresada en la construcción del nuevo aeropuerto.
Así que habrá que estar muy pendientes de las decisiones que se tomen en los próximos meses con relación al nuevo aeropuerto.
Lo cierto es que si esto se concreta, todos nos preguntaríamos, ¿para qué tanto gasto y tanto chingado brinco, estando el suelo tan parejo?
Palabras más, palabras menos.
Qué curioso. Ahora resulta que los diputados están retepreocupados por analizar, estudiar, debatir y, en su caso, aprobar en sesiones maratónicas, incluso poniendo en riesgo su integridad, los cientos de iniciativas que por varios meses estuvieron durmiendo el sueño de los justos. Y todo por el bien de Hidalgo

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